miércoles, 12 de enero de 2011

Educación y Ferraris.

   No acostumbro a meter entradas relacionadas con las noticias diarias de los periódicos; sería demasiado fácil y me gusta más la dificultad de cazar musas. Pero a ésta de hoy no puedo resistirme. Se trata de que la futura Ley de Educación en Extremadura que están gestando PSOE y PP (más el primero que el segundo, imagino) reconoce muchas cosas interesantes e irresistibles para un comentario. Veámoslas:

   Para empezar mete 1600 millones de euros adicionales en los próximos ocho años. Cuidadín, que no me lo puedo de creer. Con la que está -y estará - cayendo en economía, es como si yo en mi casa me compro por fin el Ferrari que merezco y lo pago en ocho años. ¿No, verdad? Pues éso.

   Se premia la permanencia o trabajo en centros singulares o de entornos rurales, dicen, y ésto me parece muy pero que muy bien. Siempre he mantenido que no se puede cobrar de manera horizontal sino particular. Ahora bien...¿Por qué no hacen ésto mismo con carteros, médicos, administrativos, enfermeros, celadores, bomberos, fuerzas de orden público, y demás tropa funcionarial o estatutaria de demostrada abnegación por el país? Es sólo cuestión de meter unos millones más al papel, que lo aguanta tó. ¡Háganlo!

   Pero no hay Ley sin joya, y aquí son unos 90 millones parte de los cuáles van vinculados a que acaben la ESO en años decentes y sigan estudiando, a que sepan inglés y portugués, y a que saquen buenas notas. Dejando aparte que yo hubiese apostado como tercera lengua por el chino antes que por el portugués ( a pesar de la belleza de dicho idioma), hay que reconocer que le han echado un par a éso de las notas de los alumnos. No me cabe duda de que he leído mal la noticia, o no estaba bien escrita o contrastada, porque si esto es así, si me van a pagar más porque mis alumnos tengan mejores notas, entonces señores me voy al Google Images a buscar fotos de Ferraris, que ya me veo montao en uno.

   Claro que ahora que lo pienso yo no tengo ningún alumno porque no soy docente. ¡Vaya!

   ¡Qué cosas!

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