martes, 19 de mayo de 2015

Elecciones 24-M.



   He optado por escribir esta entrada antes de conocerse el resultado de las próximas elecciones del día 24 de mayo, por dos motivos: en primer lugar para refrescar mis dotes de adivino; en segundo lugar, para reflexionar sobre qué se decide en realidad en este evento democrático.
 
   Una sociedad ( en democracia) no es sino una suma de vidas personales y, por tanto, de mundos en sí mismos cada uno con sus problemas y esperanzas, que al final deciden organizarse de la manera que, en su conjunto, entienden como más próspera. Y aquí nos aparece la primera dicotomía, la de sentir que mejoramos en lo individual y social o, por el contrario, empeoramos. Es obvio que los medios de comunicación influyen en nuestra apreciación personal o familiar, la pregunta sería ¿en qué medida? Es discutible la respuesta. En mi modesta opinión, esa influencia es inversamente proporcional a la cultura de las personas, pero en cualquier caso, es lo que hay. No es baladí que la educación sea una estrategia irrenunciable en los partidos políticos, y no me estoy refiriendo solo a poner más profesores o escuelas.

   Con esa apreciación más o menos manipulada o certera según la cultura de los habitantes, tendremos dos opciones muy elementales: vamos bien, o vamos mal. Esto, por supuesto, lo saben nuestros partidos políticos (todos sin excepción), y por ello apuestan a uno de los dos caballos según entiendan que les puede beneficiar más o, en el más noble de los casos, según convicciones morales de profundo calado. ( Permítanme esta broma). Y así, casi sin ser conscientes, cada ciudadano va a votar en estas elecciones por una de dos posibilidades muy simples: apostar por un sistema que prospera con sus dificultades sin prisas pero sin pausas; o tirar las fichas a cualquier opción de cambiar de sistema, por entender que las instituciones "no valen" (por decirlo de la manera más suave posible).

  Naturalmente el centro, ese centro que en España da y quita Gobiernos, está en que el sistema es válido pero con reformas a base de cemento de honradez, honestidad y eficacia. Pero permítanme que sitúe a este bando en el de apostar por el sistema ya que, a la postre, quieren mantenerlo. Cuando hablo de sistema, ahora, me refiero a nuestro régimen constitucional. Cada peña tiene sus argumentos a favor: prosperidad y estabilidad, igualdad y solidaridad, por poner unos matices de ejemplos entre otros muchos.



   Frente a este diseño de la batalla, el  individuo, el triste soldado que nada sabe de instituciones ni gente grande, va a agarrar una papeleta y echarla en una urna o, quizás, tomarse un vino en casa y verlas venir. Por supuesto, innecesario es advertir que el montón de soldados que ya vive del sistema no está en estas dudas pero como ustedes son inteligentes, ya los habrán dado por descontados.

   Llegados aquí en las reflexiones, llegamos también aquí en los pronósticos. ¿Quién va a ganar? ¿El optimista que piensa que el sistema es el menos malo y que saldrá adelante? ¿El pesimista convencido de una corrupción incurable y un empobrecimiento paulatino? Pues me voy a mojar, señoras y señores, y lo voy a hacer con una frase de mi suegra que Dios la tenga en su Gloria porque lo merecía: "Yerno, hay más pobres que ricos". De manera que ya lo saben, en mi opinión va a ganar el bando que apuesta por cambiar de sistema, lo que ya no estoy tan seguro es de si va a ser en estas elecciones o en las siguientes como en Grecia.

   A esperar el partido. Buen día.

martes, 30 de diciembre de 2014

Feliz año 2015.



   Como es tradicional, quiero desear a todos los lectores que pasan por este blog, aun de manera fugaz, un Feliz Año 2015.

   La felicidad no es un estado que proporcione lo que uno desea, sino lo que uno necesita. Parece lo mismo pero no lo es, aunque pueda coincidir en ocasiones. Y por supuesto no depende de la órbita de 365 días que realiza un planeta, pero es ahora un buen momento y sobre todo un momento clásico para hacer balance, precisamente entre el qué queremos y el qué necesitamos, siendo esto último aquello que tenemos y nos sobra y aquello que, por desgracia, no tenemos.

   Podría ser amor, amistad, cariño, comprensión, triunfo, tranquilidad, esperanza, fe, humildad, voluntad, paciencia, resignación, cambio, trabajo, inspiración, convicción, prudencia, sabiduría, tolerancia, respeto, valor, recompensa, satisfacción, sensibilidad, alegría, paz, compañerismo, generosidad, salud..., y hasta podría ser dinero.

  

   Todos necesitamos algo, eso nos hace humanos en un camino hacia algún lugar que, con frecuencia, ignoramos. Esa necesidad nos clasifica como especie que evoluciona, quiero pensarlo y creerlo así. Podríamos decir que ese camino es también una órbita de duración inconmensurable, a lo largo de la existencia, una elíptica formada por millones de líneas que confluirán en algún punto indeterminado, como si fuese ya una sola trayectoria. Quizás ese sea el destino del ser humano, comprender que no somos individualidades.

   Mientras tanto, nos conformaremos con la felicidad a nuestro alcance, esos instantes sin más que citaba Virgina Wolf.

   Buen día y, mucho mejor hoy, buen año.

viernes, 31 de octubre de 2014

La inercia.



   Hace algún tiempo, un conocido que trabajaba como funcionario ( a mi pregunta de cómo iban las cosas) me respondió: "Ayer no fui a trabajar y nadie se enteró". Y es que quieras que no, la inercia lo invade todo en este país, esa misma inercia que hace prosperar a alemanes, finlandeses y otros, y que a nosotros nos mantiene en un "maricaelúltimo".

   La verdad, la estricta verdad, no es que lo público funcione mal en España, sino que no funciona nada ( exceptuando El Gran Wyoming, Salvados y Zara). ¿Qué no lo creen? Prueben a hacer alguna gestión administrativa, privada o pública. Yo en el camino ya voy rezando a cuantos dioses conozco amén de llevar en el bolsillo una piedra de "ágata" contra el mal de ojo. Al final, todo depende de dar  con "una buena persona", que aún queda alguna.

   ¿Y cómo he llegao yo a ejto? - dirán ustedes - . Por la inercia, sí señor. Que va implícita en el carácter español y que nos lleva a dedicar diez minutos en un informativo a la muerte de un perro, cuatro a los vómitos de Messi y dos a que tenemos el doble de milmillonarios desde que empezó la crisis. Y luego está esa alegría mediterránea que nos lleva, con el segundo mayor índice de pobreza infantil y desigualdad de Europa, a "espetar" que vamos a crecer más que Alemania. Y estas cosas las dicen a las doce de la mañana, que aún no ha empezado la hora de las cañas.



   Y de ese afable carácter español, pasamos a nuestra querencia por las modas. Que El Señor nos libre de estar de moda en España, porque te puedes dar por muerto y olvidado en cuestión de meses. Nos encanta subir a un personaje a la cima, envidiarlo y olvidarlo, como si fuese una chaqueta de pana gorda. Bien es verdad que, en estos tiempos, el éxito es casi patrimonio exclusivo de los corruptos que, como no podría ser de otra forma, escandalizan a los españoles y, hombre, es verdad que se le abren a uno las carnes viendo lo que han trincado y lo que nos cuesta ahorrar mil euros. Pero ¿por qué robaban? Pues por la inercia, sí señor. Que no lo digo yo, que lo dicen los imputados: "yo pensaba que era parte del salario"..., "jamás he tenido conciencia de cometer una ilegalidad"..., dicen estas cosas y, como es natural, nadie devuelve ni un duro.

   Por eso yo sabía que el virus del Ébola no iba a ser una epidemia en España, por la inercia. Y así se lo decía a mis compañeros médicos: ""tranquilos, no va a pasar nada". ¿Qué ser vivo va a querer vivir entre nosotros, que no sea de Holanda para arriba? Y desde luego se quedaría en la Costa del Sol.

   Buen día.

lunes, 2 de junio de 2014

El Rey abdica. ¿Qué va a pasar en España?



   El Rey Juan Carlos I acaba de abdicar, justo antes del Mundial de fútbol, justo después de las elecciones europeas. Sus razones tendrá. Pero la pregunta ahora es ¿qué va a pasar en este país? Algunos dirán que nada y que la maquinaria institucional democrática se encargará de todo, y que tendremos otro rey Felipe en apenas dos semanas. Puede ser, pero me permito discrepar de la profecía o, si se me permite, discrepar a medio-largo plazo. Me explicaré.

  Las crisis no salen gratis, aunque sólo sea por el pequeño detalle de millones de personas que lo pierden todo, casi todo, o algo de lo que tenían. De menos a más se va bien, lo contrario no. Esta masa indeterminada de "molestos-cabreados" tiene dos opciones, mantener la esperanza de que nuestro sistema político-Unión Europea les acabará sacando de su mal momento, o dejar de contar con zapatos de difunto y tirar "p´al monte". A juzgar por los resultados de las elecciones europeas, me parece que han optado por lo segundo, al menos buena parte de esa masa "inquieta y cabreadilla". Y de esta tonta manera comienzan a surgir movimientos en contra del actual sistema, ahora con representación política. Naturalmente, este sistema no ha tardado en tacharlos de revolucionarios, utópicos, perro-flautas y demás perlas cariñosas, pero con ello lo único que conseguirá es que su número de votos aumente en un año, y aún más en año y medio. Es decir, pueden llegar a ser "necesarios para gobernar", si es que no gobiernan directamente en algunos lugares.

   Bien, recuerdo que estos movimientos no quieren una monarquía. Y como está en el ser humano el querer mandar, auguro una primera fase en la que los políticos actuales, los clásicos por así decirlo, cederán a la tentación de negociar con estos "rebeldillos", a la espera de que el pueblo se canse de ellos, se integren en el "cotarro" o, simplemente, vuelvan a ganar los partidos de siempre. Por supuesto, cuentan con que la recuperación económica saque a los ciudadanos de esa "tontería pasajera" de votar a estos partidos nuevos. Pero mientras haya que negociar, algo habrá que ceder, y vistos los temas en solfa: banca, unión europea, empresas Ibex-35, no al pago de la deuda, expropiaciones por razones de orden social, o el talego para algunos artistas "clásicos", ¿adivinan por dónde se puede empezar a ceder? Claro que sí, hombre, por la monarquía. Bien mirado, es de las pocas realistas.

  

   Pero es que, entre los políticos clásicos, no todos están por el "buen rollito". El separatismo catalán y vasco, por ejemplo, no parece que en esta ocasión se limiten a un amago, aunque podría ser. Izquierda Unida ya está pidiendo un referéndum hoy para la cuestión monárquica, y el PSOE va a tener que sacar "tó lo que lleva entro" para recuperar votos, y den por seguro que lo mejor que les queda es la izquierda de toda la vida, visto el hastío de aquella masa, que citaba más arriba, de la socialdemocracia.

   Así pues, veo a Felipe VI poniéndose la corona, pero dada mi edad no debería ver cómo se la quitaba, y el caso es que lo veo...

viernes, 14 de febrero de 2014

"El señor Gable", en libro electrónico.



   Impagables lectores, al fin he podido poner a la venta mi novela, "El señor Gable", en libro electrónico. Aunque sigue existiendo en formato papel, es lo cierto que hay dificultades para la distribución.

   Nos guste o no, internet ofrece posibilidades que, sin duda, serán el futuro.

 


   El ebook está en Zonaebooks y Librerias Proteo, y en próximos días, en Casadellibro, Fnac. A un precio de 2,99 euros.

   Pirata supongo que también se podrá encontrar.

   Buen día.

lunes, 16 de diciembre de 2013

Feliz Navidad.




   Quiero dedicar esta sencilla entrada, sin pretensiones, a desearles unos días de descanso y felicidad junto a las personas que quieren, y que les quieren, aunque no estén a su lado, o estén mal cualquiera de las partes por tantos motivos como existen para estar mal. En realidad, este deseo no es para estos días, sino para todas sus vidas, pero comprendan que respeto las tradiciones y, Navidad, es una de ellas y no la más fea.

   Sí que, a mi modesto entender, podemos aprovechar para reflexionar un poco sobre nuestras vidas. Ese fluir inadvertido que no deja de ser un bien preciado, una esperanza. Y con nuestras vidas, si me lo permiten, sobre la de los demás, ese fluir aún más inadvertido que no está ahí como un adorno, sino que somos nosotros mismos vistos desde fuera. En efecto, a poco que lo piensen, los demás somos nosotros.

   Mucho se dice, en estas fechas, sobre el consumo. Que si no consuman demasiado, que si consuman mucho para levantar esta triste economía, que si consuman lo necesario, que si consuman de calidad... También es un tópico lo de pedir deseos, por pedir que no quede, ¿verdad? Pues les recomiendo al respecto, si me lo permiten, que ayuden a consumir a otros, como tengan  a bien o puedan, desde un simple pagar una ronda ( que hay que ver cómo está de difícil en estos tiempos que alguien pague algo) hasta ayudar dando un trabajo. Y cómo no, no puedo olvidarlo, miren a ver si pueden conceder deseos en vez de pedirlos.

 

  Cada día más, creo que los únicos que puede salvar al mundo son los gestos sencillos, las pequeñas dádivas, los sacrificios silenciosos. Han de proceder de personas buenas, ya lo sé, pero hay muchas de estas personas viviendo entre nosotros, y me atrevería a decir que algunas ni lo saben todavía. Quizás sea ésta una buena oportunidad para comprenderlo.

   Buen día, y Feliz Navidad a todas y todos.