lunes, 17 de enero de 2011

De abortos y paellas.

  El derecho es un poco como la paella que, conociendo por encima los ingredientes, cada uno hace una distinta a su gusto y, en definitiva, como le da la gana. Y me viene al caso esta reflexión por haber dedicado la tarde de ayer a leer la legislación sobre el aborto en España - a otros les da por chupar cristales, que diría mi madre -.

   Es de esas leyes que no dejan a nadie indiferente porque, en estas cosas, cada uno tiene su sensibilidad, y en cualquier caso esta ley acabará con el andar de los años en manos del Tribunal Constitucional que dirá - cual Ferrán Adriá - si la paella merecía o no la pena. Mientras llega el veredicto lo que sí tenemos es:

   - Unos comités clínicos que vienen a ser un poco como el Tribunal de las Aguas de Valencia, nombrados a dedo, y uno de cuyos miembros puede ser nombrado por la madre aunque creo que no dispone de una paralela capacidad de recusación.
   - Un consentimiento con 16 y 17 años que es lo que hay, pero con una graciosa válvula de escape para la adolescente que le permite evitar la información a los padres: que me da yuyu decírselo, vaya.
   - Una garantía absoluta para la madre en su decisión hasta la 14 semana creo recordar. Parece ser que hasta ese momento el tertium genus que supone el nasciturus no es tal, y por ende no hay siquiera derecho en conflicto porque como dice el refrán "dos no pelean si uno no quiere - o no puede, en este caso".
   - Una garantía a la objeción de conciencia, por anticipado, por escrito, registrada, circunscrita a la interrupción y no al antes o después, etc, etc.
  - Una información adecuada a la madre. Miedo me da esta parte porque como saben los que me leen si alguien me lee, la información a los pacientes es mi debilidad junto con los agujeros negros; nadie sabe bien que c... son. En fin, que sea una información objetiva y quedémonos con ésto.
  - Educación y Formación con "perspectiva de género". No me dirán que no es brillante la expresión del cocinero de turno. En lo tocante a la formación, me conformo con tener formación a mi alcance y por mí como si me hablan del Emperador Conmeno y el Príncipe Bohemundo.
  - ¡Y Planes! ¡Vengan Planes!

   Quiero quedarme con el aborto como situación dramática que puede vivir una mujer - y su pareja si la quiere, también - en la que unas circunstancias han establecido una situación límite a su capacidad de decisión. Lo demás son negocios, ideas, rencores, frustraciones, narcisismos intelectuales, protagonismos, e incluso delirios.

   ¿Habría abortos en Arcadia? Los poetas dirán.

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