lunes, 16 de diciembre de 2013

Feliz Navidad.




   Quiero dedicar esta sencilla entrada, sin pretensiones, a desearles unos días de descanso y felicidad junto a las personas que quieren, y que les quieren, aunque no estén a su lado, o estén mal cualquiera de las partes por tantos motivos como existen para estar mal. En realidad, este deseo no es para estos días, sino para todas sus vidas, pero comprendan que respeto las tradiciones y, Navidad, es una de ellas y no la más fea.

   Sí que, a mi modesto entender, podemos aprovechar para reflexionar un poco sobre nuestras vidas. Ese fluir inadvertido que no deja de ser un bien preciado, una esperanza. Y con nuestras vidas, si me lo permiten, sobre la de los demás, ese fluir aún más inadvertido que no está ahí como un adorno, sino que somos nosotros mismos vistos desde fuera. En efecto, a poco que lo piensen, los demás somos nosotros.

   Mucho se dice, en estas fechas, sobre el consumo. Que si no consuman demasiado, que si consuman mucho para levantar esta triste economía, que si consuman lo necesario, que si consuman de calidad... También es un tópico lo de pedir deseos, por pedir que no quede, ¿verdad? Pues les recomiendo al respecto, si me lo permiten, que ayuden a consumir a otros, como tengan  a bien o puedan, desde un simple pagar una ronda ( que hay que ver cómo está de difícil en estos tiempos que alguien pague algo) hasta ayudar dando un trabajo. Y cómo no, no puedo olvidarlo, miren a ver si pueden conceder deseos en vez de pedirlos.

 

  Cada día más, creo que los únicos que puede salvar al mundo son los gestos sencillos, las pequeñas dádivas, los sacrificios silenciosos. Han de proceder de personas buenas, ya lo sé, pero hay muchas de estas personas viviendo entre nosotros, y me atrevería a decir que algunas ni lo saben todavía. Quizás sea ésta una buena oportunidad para comprenderlo.

   Buen día, y Feliz Navidad a todas y todos.

jueves, 17 de octubre de 2013

Novela a la venta.



   Queridos amigos, sólo unas líneas para deciros que mi novela (al fin) está a la venta y disponible para el público. Se puede encontrar, bajo pedido, en  cualquier librería o en portales de internet, indicando las siguientes referencias:

   - Título: "El señor Gable".
   - Editorial: edicionpersonal. también os puede aparecer como operaprima.
   - Autor: José M. F. Mastro.

   Y nada más, que la disfrutéis.

   Buen día.

miércoles, 2 de octubre de 2013

La reforma de las administraciones públicas.


   Todo político que se precie lo promete, o lo lleva en su programa electoral. Es la moda. Pero esta reforma no acaba de cuajar y "casi" todo sigue igual o peor. Vamos a analizar un poco este asunto.

   En primer lugar, hay que partir de que estas administraciones son un nido para "poner" a tanto afiliado-simpatizante-familiar-conocidodetumadre que hay que colocar en el mercado de trabajo. ¿Que no valen, dicen? Qué más da. Y en ese qué más da ya empezamos a tener los problemas normales que aparecen cuando ponemos en los puestos a gente incapaz hasta de reír.

   En segundo lugar, hay que tener en cuenta el modelo de estado español. Los que leen desde fuera, claro, no lo conocen, pero les contaré que es el mayor despropósito que vieron los cielos. Aquí todo el mundo tiene una parcela de poder, desde el concejal de un pueblo de 200 personas hasta el presidente, pasando por toda clase de instituciones públicas y semi-públicas. Y claro, donde hay patrón no manda marinero, pero donde mandan todos los marineros no hay patrón que mande.

   En tercer lugar está la población, que se es que se "ha hecho", por así decirlo, a este show. Que la gente ve normal que sólo entren enchufados e incapaces, es más, !!!LES VOTAN¡¡¡ Luego se quejan, naturalmente.

   En cuarto lugar está la economía, que hay que mirar el dinerito que siempre me lo decía a mí mi padre, que "no nos cae de una teja". Y la realidad es que no hacemos sino pedir y pedir prestado para sostener este invento de las administraciones y el modelo de estado. Que ya pagarán otros el préstamo.

 

  En quinto lugar, la motivación de los trabajadores. Que es una quimera, oigan. La expectativa aquí es entre veinte o treinta años en el mismo sitio, quemado, amargado, y viendo ascender o promocionar tan sólo a los afiliados-simpatizantes-familiares-conocidosdetumadre. Un simple traslado o comisión por motivos familiares es, para un funcionario corriente, más difícil que ser astronauta.

   Así pues, queridos lectores, pienso yo que la reforma de las administraciones públicas es como quien tiene un coche ya con unos años, que llega un día y dice "pero si me estoy gastando en el taller más de lo que vale" y entonces, como por arte de magia, se le enciende la bombilla y exclama: "LO QUE TENGO QUE HACER ES COMPRARME OTRO Y TIRAR ESTE A T..."

   Buen día.

viernes, 13 de septiembre de 2013

Mi novela: "El Señor Gable".



   Lo prometido es deuda, y regreso tras el verano. ¿Lo pasaron bien? Espero que con salud que es lo importante. Yo aproveché para conocer China, de manera que iré dejando fotografías de allí en sucesivas entradas y, en alguna de ellas y no en este momento, les contaré mi opinión y mis impresiones.

   Porque hoy "he venido a hablar de mi libro". Hace ahora diez años escribí un relato corto titulado "telarañas" y lo envié a un concurso de relatos cortos. Naturalmente perdí como siempre, pero me sentó peor que nunca. ¿Saben por qué? Porque era una pequeña joya y, como sal en la herida, el señor que ganó y lo que escribió bien pudiera rayar en lo penal. Dejé de escribir, diez años sin escribir un libro ( ya tenía tres escritos), pensando que era mediocre, que yo no valía para ésto, que eran sólo ilusiones mías pensar en vender una novela, y como tantos escritores cojonudos que hay por este mundo, me hundí y dejé la pluma sin recargar la tinta. Pero como el General McArthur y a Dios gracias sin ser un petulante como él, he vuelto a escribir. Y lo he hecho a lo grande, con una historia optimista, asequible, entrañable, mágica, corta, que he titulado "El Señor Gable". Esta novela es hija de aquel relato corto que fue injustamente olvidado y menospreciado y, cuando la lean entenderán que se ha restablecido la armonía de algo que quedó quebrado entonces, hace diez años.

  
   Soy bastante tímido y me da algo de vergüenza venderles mi producto de manera tan descarada, pero también puedo decirles una cosa, es posible que calle muchas cosas pero las que digo nunca son mentira, y esta obra es una obra maestra, así que ya están tardando en ir a comprarla, y en leerla despacito por supuesto.

   En próximas fechas les informo de dónde se vende y el precio que ya les adelanto que rondará los 15 euros. Los que me lean del otro lado del mar la tendrán a su disposición en libro electrónico en fechas futuras, si es que pueden esperar tanto tiempo para leerla :))

   Buen día.

  

miércoles, 17 de julio de 2013

Vacaciones y que vendo libro en septiembre!



   Así es amigas, amigos y amigues. Me tomo unas merecidas vacaciones desde hoy mismo en las que aprovecharé para hacer lo que hace cualquier ser humano que tiene trabajo ergo vacaciones. Por cierto, mi abrazo a todos los que buscan empleo y mi deseo en que este sea el último verano para ellos sin él.

   Como es costumbre visitaré algún país y trataré de sacudirme así la catetura de mi pueblo, que es cosa importante quitar la catetura que viene a ser como esas lapas que se fijan al casco de los barcos y que hay que limpiar de tanto en tanto.

   No les he contado que desde mi última entrada he dejado de fumar, por enésima vez, y esta vez sí que me ha costado, pero tengo un gozo en el alma que se llama cinco pavos cada día de más en el bolsillo, y estas cosas también tienen su interés.

   Bueno, a los que me leen desde fuera, decirles que España sigue en picado. No obstante hay aquí, en estas tierras, gente de valores y preparación, gente deseando que cambien las cosas y que se acceda a los puestos por el talento, gente que tiene fuerza e ilusión, gente que está dispuesta a olvidar que no a perdonar, gente que ha crecido creyendo en cosas que ahora empiezan a ver que son mentiras. Esa gente merece muy mucho la pena, y no sólo por ser jóvenes, sino porque son la esperanza de un país.



   Y no sé qué más decirles. Pues que tengan un verano al lado de sus seres queridos que lo demás da igual. Ya saben "no es el dónde, sino el con quién".

   Ah, sí, que en septiembre saco a la venta una novela y ya se la venderé a ustedes, ya.

   Buen día y buen verano.

  

jueves, 13 de junio de 2013

El club de las esferas.



   Hay un punto de no retorno en la ética de las sociedades humanas, políticas si quieren. Es aquel en el que un paso más allá de mi actual bienestar supone, como consecuencia, un paso más acá en la miseria de otro congénere. Si respetamos esta frontera se produce un fenómeno, progresivo, de bienestar global en ese colectivo que llamamos pueblo, país, sociedad, civilización. Pero es un equilibirio difícil de aplicar y prueba de ello es, por ejemplo, comprar un producto de marca fabricado en un país que no respeta los derechos humanos.

   Hay que ceñirse, como siempre, a la esfera al alcance de cada uno, que como bien se puede comprender no es una esfera igual para todos. Usted, sin embargo, tendrá su esfera mayor o menor. Quizás sólo tenga una familia, quizás sólo un amigo, un perro, algo tendrá para comprobar que no puede vivir mejor al coste de hacer que su esfera viva peor. De este manera tan sencilla va a conseguir dos cosas, la primera que los de su esfera vivan con menos daños, qué duda cabe; y la segunda que usted va a caer mejor, va a gustar más a la gente por la sencilla razón de que hasta a los malos les gustan los buenos. Será usted un ser humano "buena gente" y en estas cosas se corre la voz, y por tanto la esfera se agrandará y será un modelo, un modelo para su perro, su pareja, su familia, sus amigos o los nuevos en el club de las esferas de los seres humanos buena gente.



   Fíjense que no hemos hablado de comportamientos estereotipados, religiosos, morales siquiera. No hemos ni llegado a esa fase tan atractiva. Simplemente estamos es la fase de no dañar al que tenemos al lado para estar nosotros mejor. ¿Parece fácil, no? Pues no debe serlo porque no lo hace nadie o casi nadie en este curioso planeta, y sin recurrir al tópico de los dirigentes políticos que han de usar el mal menor en sus decisiones estratégicas, incomprensibles para nosotros, vayamos a los actos cotidianos e individuales y seguro que encuentran ejemplos de que están mejor al precio que sea.

   Yo voy a empezar con el camarero que me sirve el café, el compañero del trabajo y después a ver hasta dónde llego. Lo mismo a ministro, que diría alguno.

  Buen día.

viernes, 24 de mayo de 2013

Tiempos máximos.



   Si no se conoce el funcionamiento de un país, una aceptable manera de hacerlo es acercarse a su legislación y, como un paleólogo minucioso, rastrear los derechos humanos que sostienen ese acervo legal. Que las exposiciones de motivos se sustenten en esa irrenunciable aspiración anticipa, ya de entrada, una sociedad madura y concienciada y, por qué no, un poder legislativo sensible a las inquietudes de esa sociedad.

  Pero si queremos conocer mejor el funcionamiento de ese mismo país, entonces habrá que verificar que esos textos legales son algo más que una fanfarria, una declaración de intenciones, un escaparate, una biblioteca decorativa, un traje, un engaño, una farsa, un teatro, un decorado, una mentira, un aspavientos...

  En España, sin ir más lejos, y a título de ejemplo, disponemos de una legislación sólida en materia de atención sanitaria, fruto de años de esfuerzo y preparación. A título de ejemplo, el paciente una vez diagnosticado y establecida una indicación quirúrgica, dispone de un tiempo máximo para su intervención más allá del cual, la Administración tendrá que proporcionarle la atención que precisa por los medios que sean precisos, y que incluye la derivación a centros ajenos a lo público mediante algún tipo de convenio o concierto. Por supuesto, también existen unos plazos máximos para las consultas y pruebas necesarias a realizarle a dicho paciente, plazos bastante más cortos, obviamente. De otro lado, la diversidad autonómica de este país, ha legislado y desarrollado este derecho, y en algunos casos incluso ha priorizado esos tiempos en función del tipo de patología, algo que parece más que razonable. Como matiz curioso, este derecho suele nacer a instancia de la parte que lo reivindica, es decir, que no nace de oficio sino ante la petición del ciudadano o ciudadana, en términos generales, por supuesto, y salvando honrosas y heroicas actuaciones de algún gestor o gerencia.

  A título de ejemplo, esta legislación no se cumple, y así podemos encontrarnos pacientes que llevan más de un año esperando una intervención ( cuando la norma explicita un máximo de seis meses), y ello a pesar de haber interpuesto la correspondiente petición-reclamación por escrito, incluso a algún Defensor de los derechos de Paciente, de esos de los que tenemos varios en este país.

  ¿Y qué pasa, dirán ustedes? Pues nada, aunque debería pasar. En primer lugar, ese incumplimiento bien puede generar un perjuicio irreparable para el interesado, como de hecho a veces ocurre, y con ello abrirse una obligación para la Administración de indemnizar el daño causado, en este caso por funcionamiento anormal, y eso cuesta dinero, ¿y ese dinero ya pueden imaginar de dónde sale, no?

 

   Y en segundo lugar, y de manera quizás más desapercibida pero para mí importante, esa Administración dizque por motivos de recortes o carencia o dificultad económica, me da igual, no puede atender a sus obligaciones legales, pues me parece muy bien: que salga en los medios, que se dirija a los ciudadanos, que les diga que no tiene un duro o el motivo que le angustie, y que derogue esa legislación acabando así con este teatro y esta pandereta que nos hace quedar bien en la foto. Pero la foto está retocada.

   A título de ejemplo, debe haber muchas situaciones similares en los diversos sectores que conforman el nivel socioeconómico de un país, de manera que o se cumple lo que el poder legislativo que deriva de nuestra soberanía ha legislado, o derogan y a otra cosa mariposa. Pero no nos hagan creer que somos lo que ya no somos.

  Buen día.


 

miércoles, 8 de mayo de 2013

El niño que llevamos.


   Esta mañana, he pasado por un colegio en el que un montón de niños, de 11 ó 12 años, se hacían la tradicional foto con sus profesores antes de finalizar su curso y, también, esa etapa de sus vidas. Y me ha venido a la memoria ese momento de mi vida, que tengo la suerte de recordar con bastante nitidez.

  Y en ese momento me he metido en la piel de uno de esos niños. Me veía allí, mirando al fotógrafo y riéndome con algún compañero mientras de reojo no perdía de vista al profesor. Y, más adentro, me he metido en el cerebro de aquel niño que yo era, y he observado que no existía ninguna preocupación, ninguna tristeza, y que ni me sentía pequeño ni me sentía grande, ni me parecía que aquel lugar fuese bueno ni fuese malo. Sólo quería reír. Nada era la ideología, nada la política, menos aún el futuro, el pasado era un desayuno, el amor ni a dos metros de mí, Dios como si fuese otro más de la pandilla, mi familia sin defectos, mi aspecto sin precisar espejos. Joder, era la felicidad, y ahora lo veo.

  Y me doy cuenta, que en aquel momento, ni se me pasaba por la cabeza observar al yo que soy yo ahora y que entonces sería otro hombre ya adulto mirando como nos hacíamos la fotografía, otro hombre que pensaría que el futuro son esos niños y que, quién sabe, quizás hereden otro mundo mejor y más justo, un hombre que en ese momento recordara su fotografía allá en su niñez, y volviese a meterse en la piel de otro niño, y así, seguir hasta un infinito de años y siglos, siempre pensando en que el mundo es de los niños y que puede cambiar, y que esa era la felicidad.

   Sin embargo, el mundo es el mismo; el niño es un hombre; la felicidad es ..., otra cosa. ¿Qué ha fallado en años y siglos, en una vida? ¿Dónde se quedó el niño que buscaba reír? ¿Dónde está esa puñetera fotografía limpia de pecados?

 

   Y entonces, tras estas reflexiones que suceden en unos segundos, te das cuenta, me doy cuenta, que ese niño está allí, ahora mismo, y aquí a la vez, dentro de mí, de tí, de casi cualquiera que sienta que no hay un mundo que mejorar alrededor, no hay una maldad que combatir alrededor, no hay nada que mejorar alrededor y que, en realidad, el mundo soy yo, ese niño, y que me basta sacarlo para reír y hacer reír, sin que nada sepa de tristezas y miserias.

  Sólo tengo que sacar a ese niño, sólo tienes que sacar a ese niño.

   Buen día.

 

martes, 23 de abril de 2013

Los días y los libros.


   
  Quizás haya días en mi vida en los que he olvidado rezar, soñar e incluso, amar. Pero creo que en ni uno solo de esos periodos de precisión giratoria, debo haber olvidado a los libros, en plural, porque no hay un libro al igual que no hay una estrella.

   Con ellos nací, con ellos debí aprender a leer - cosa que nunca recuerdo haber hecho -, con ellos he soñado, he aprendido, he viajado y, hasta he muerto mil veces para renacer.

  Pudo haber tiempos de penuria, tiempos de carencias, tiempos de trabajo, y sin embargo ellos esperaban ahí, pacientes, generosos, durmientes que anhelaban un roce de dedos para despertar.

  El libro.                         Los libros.

  Ellos son la eternidad, la máquina del tiempo, El Santo Grial, la historia del mundo.

  Si hay una razón secundaria, tras la obvia, para subsanar el hambre en este planeta y en sus pueblos, esa razón no puede ser otra que los libros, su lectura.

  Si algo temiera sería la ceguera de no poder leerlos, y sin embargo, uno de los hombres más cultos que he conocido, Borges, era ciego.

  Me alegro de que haya un día de El Libro.

 

  Si en algún momento me encuentro a más de un metro de un libro es como si estuviese en una montaña bella pero con carencia de oxígeno, incapaz de sentir placer a pesar de la realidad magnífica que pudiera rodearme.

  ¿Porque qué es la realidad? ¿Qué la ficción?

  Cuando todo este mundo finalice, cuando no quede rastro de nuestro paso por él, cuando este planeta tenga un indefinido color repleto de cráteres, quedarán nuestros sueños flotando en su atmósfera inexistente.

   Regálense un libro, o mejor, recuerden que existen.

  Buen día.

miércoles, 10 de abril de 2013

La Función Social.


  Decía Morihei Ueshiba que primero has de arreglarte tú, después a tu familia, más tarde tu Nación, y por último el Universo. Qúe duda cabe que el primer paso es el difícil porque, si bien en apariencia depende sólo de tí, en realidad es afectado de manera inmisericorde por cuanto te rodea.

   En realidad lo que falta en nuestro Modelo de Estado -y es que si se fijan bien, sólo hablamos de lo que sobra en dicho Modelo y no de lo que hace falta - es la Función Social. Pero no la Función Social de la Constitución que ampara la expropiación por razón de interés público ( que se lo cuenten a los andaluces hoy, acongojados con la amenaza de "usar" pisos vacíos e inactivos ).

  Hablo de otra razón social que nace de esa Función Social que ahora reivindico. Quizás, sin conocer la filosofía de China o Japón, cueste algo entenderlo pero vamos a ello.

  Cada uno de nuestros actos, cotidianos o laborales, puede ser realizado como si estuviésemos pintando La Giocconda o tirando un cubo de agua. Si lo hacemos de la primera de las maneras habremos logrado dos cosas: una evidente, cual es que el resultado será bueno, y otra que "en el interín" habremos disfrutado.

   La productividad crecerá espectacularmente y, sobre todo, seremos algo más felices.

   Dirán ustedes que para que esto se produzca harían falta también dos cosas: la primera que hubiese algo que hacer, y la segunda que esto no se llamase España sino Japón. Y no les falta razón, claro. Es cierto que nuestro modelo educativo - y no me refiero sólo al oficial sino al popular o callejero - ha incrustado en muchos de nosotros la filosofía del pelotazo rápido, del escaqueo, de la habilidad para sortear la legalidad. ¿Y qué voy a decir de nuestra actividad laboral inexistente para tantos? Pero es que estas manchas no son consecuencia de nuestra crisis, sino causa. Sin Función Social no hay Sociedad próspera.

   Los que trabajamos sí que podemos cumplir la parte laboral que nos corresponde. Los que no, sin duda tendrán miles de actos que mejorar, y quizás el primero fuera la legalidad, nos guste o no. Si no nos gusta, podremos armar los cimientos de una nueva legalidad pero no podrá ser a consta de violentar la existente. Recordemos que Sócrates murió acatando unas normas absurdas, pero aceptándolas.

 


   Hagan la prueba un día, en cada una de sus actividades. Observen sus movimientos, sus actividades, sus reacciones, cómo adquiere forma su obra. Al acabar el día no habrá cambiado el país, ni la crisis, pero habrán arrancado una sonrisa, sembrado una esperanza, consolado una tristeza..., quién sabe?

   Estoy absolutamente convencido que el Bien tiene un desarrollo mucho más exponencial que el Mal. ¿No lo creen?

 Hagan la prueba.

  Buen día.
 

martes, 2 de abril de 2013

¿La información es poder?



  

   Cuando su cerebro es sobrecargado de estímulos, usted tendrá la sensación de actividad y frescura, de agilidad si quiere, y su automática respuesta emocional a esta disposición mental será la de satisfacción.

   Sin embargo – siempre hay un “sin embargo” – usted se encontrará cansado y vacío al terminar su jornada. Lo primero por motivos obvios de consumo de energía ( recuerde que pensar no es gratis a nivel celular); lo segundo, porque en ni uno solo de esos momentos de actividad febril habrá creado nada.

 Si se toma la molestia de repasar su actividad – que ya es mucha molestia, sin duda – apreciará que ha consumido platos ideológicos cocinados por otros, que le han llegado desde fuera, e incluso puede percatarse de que casi le llegan “ad hoc” para su deglución inmediata.

   Está usted informado, al día. Pero observe esta sencilla frase por un momento. ¿Está usted informado, pero de qué? De todo no, como bien puede aceptarse. Más bien, de lo que le hayan querido informar como, también, puede aceptarse sin demasiada dificultad. Al día, no le quepa duda alguna, porque no habrá recibido más que aquello al uso, de moda, del tiempo, del mejor consumo para la venta de noticias. A esto lo llaman actualidad, pero es mentira, o al menos, no es toda la verdad.

   Porque también es actualidad la desgracia, ya olvidada, de aquel terremoto, de aquella guerra, de aquella revuelta, de aquella miseria, de aquel drama, de aquellas injusticias..., y así hasta donde quieran. Y es actualidad por la sencilla razón de que su sufrimiento persiste en su actuación cabezona e inapelable, para aquellos que tuvieron la desgracia de padecer “lo que en su día fue noticia”, y hoy es hemeroteca.

   Y actualidad es, por supuesto, el pensamiento crítico e incómodo que pulula, cual gusano subterráneo que se esconde al depredador, buscando una verdad entre la maraña de un inmenso estercolero.

   ¿Entonces, dirán ustedes? ¿Acaso es negativo querer estar informado? ¿Es mejor, quizás, apagar la televisión e internet?

  

   Claro que no, por supuesto. Es necesario tener todo encendido, saber lo que ocurre, escuchar, aprender, mirar...

   Pero también, y esta es la clave de cuanto quiero decir, es necesario digerir. Reposar esa comida de conocimientos en la paz de la mente. Porque – y esto ya lo digo yo – la mente sólo trabaja bien cuando permanece como un estanque, en la quietud que muchos confunden con inactividad.

   En esa paz uno puede ver con claridad qué hay detrás de ese guiñol diario.

   Lo demás está en cualquier buen libro.

   Buen día.

martes, 12 de marzo de 2013

El nuevo Papa.


   Como saben, hoy comienza la elección del nuevo Papa en la ciudad de Roma, en el Vaticano. La capital del Imperio que crucificó a un Jesús del que, en realidad, casi nada sabemos.
   Hace 2000 años, y en el contexto de la sociedad judía, un profeta - otro más - reúne a muchos seguidores tras él y reivindica un nuevo Reino, el de aquel que llama Padre, y entre esos seguidores elige a algunos más cercanos a los que, se supone, amplía con mayor precisión su doctrina - básicamente plagada de alegórías - .
   Al menos, entre 30 y 60 años tras su muerte, aparecen los primeros evangelios sobre lo que este profeta dijo. Y es en ese período en el que el verdadero fundador de la religión cristiana católica, San Pablo, que no había conocido al profeta, siembra las bases de esta nueva religión sacándola del ámbito de la sociedad judía en la que, repito, nació.
   Esas bases no son otras que las de incrustar "el mensaje" en la sociedad romana, cuestión que llevó 300 años de altibajos y mártires, hasta el placet del Emperador Constantino y, sobre todo, de su madre.
   Gradualmente y en paralelo, ¿qué ocurrió?
   Pues ni más ni menos que una lucha, entre diversos sectores que interpretaban a aquel carpintero,  crucificado, desde la lejanía cada vez mayor, desde la óptica de religiones tradicionales o paganas, desde la cultura helenística, desde la sombra del poder romano, desde la propia esfera de ser una secta judía más, y desde el este y más allá. Sí, desde el entorno de extremo oriente que no concebía la pérdida de poder en favor de una ciudad que simbolizaba el Imperio que les había machacado, y cuyo único mérito era la muerte allí de San Pablo y, quizás de San Pedro. Pero el mensaje del carpintero llegó hasta China, llevado por "otros" apóstoles, otras interpretaciones.
   Y así se llegó a Calcedonia y su concilio allá por el 380. O conmigo y mi interpretación, o contra mí. Así los cristianos fueron enemigos de los cristianos por cuestiones de tal sutileza teológica que hoy nos serían difíciles de interpretar. Que si hombre antes que Dios, que si de la misma sustancia que el Padre, etc. Y sobre todas las cosas, la disyuntiva terrible entre "pasar por la estructura y la gracia de ese Padre para llegar a la salvación, y de otro lado, la propia capacidad del individuo para salvarse él sólo, sin más intermediarios que su comportamiento. Ni que decir tiene que ganó la interpretación oficial.
  Esta es la historia, las creencias son otra cuestión que merece el máximo respeto. Pero no podemos olvidar que el Cristianismo no es uno, ni mucho menos.
   Pues bien, de ese bando ganador, se elige ahora un nuevo Director ante la dimisión del anterior por causas que, como en general todas las dimisiones, sólo conocerá él mismo y, si acaso, algún allegado.
   Pues bien, y en mi opinión, a este nuevo Papa me temo que le importará un bledo revisar la historia y las posibles interpretaciones que quedaron por el camino, que tienen su propia colección de mártires o que sobrevive a los largo de los siglos en la clandestinidad, la burla o la miseria.
   Pero una cosa sí es incontestable, y es que si creemos a aquel carpintero de una manera u otra, tarde o temprano regresará y juzgará a todos, y eso incluye a esa religión triúnfante.
   Y parece que el carpintero cumplía lo que prometía.

   Buen día.

miércoles, 20 de febrero de 2013

El estado de la Nación.


   A hora y media de comenzar el famoso debate sobre el estado de nuestro país, este humilde blog me permite "hablar" antes que nuestro Presidente - aunque no con su brillantez - y eso es lo que pretendo hacer, y ya luego si él quiere que dé réplica.

  1. España no va bien.
  2. Nuestro jóvenes no trabajan, emigran, y viven la resaca de una vida a la americana.
  3. Nuestros Servicios de Inteligencia se lo están pasando bomba.
  4. A la Monarquía se la ha caído la careta sin querer, en alguno de sus tropiezos.
  5. La clase política carece de prestigio alguno entre los ciudadanos.
  6. La Clase Política ya casi ni sale en las tertulias.
  7. Estamos empezando a descubrir que no tenemos Educación.
  8. Cuando truena nos acordamos de Santa Bárbara-Sanidad.
  9. El Poder Judicial es temido, pero no respetado.
  10. En lo artístico, bien puede decirse que vivimos un Siglo de Hojalata.
  11. El talento en España, de haberlo, está en twitter.
  12. La relación amorosa Dinero-Consumo vive una separación de hecho pública y notoria.
  13. España puede ser más, claro que sí, pero en lo referido a Naciones.
  14. En Túnez uno se quema a lo bonzo y hay una revolución, en España no sale en el Telediario.
  15. Los periodistas -algunos- son famosos, pero en lo demás son como todo el mundo: buenos y malos.
  16. Pedimos prestados 400 millones al día en 2012.
  17. El turismo sigue funcionando bien, cambio clímatico mediante.
  18. Las carreras y estudios hoy olvidados serán la salida laboral del mañana.
  19. Estoy casi convencido de que se podría plagiar un Clásico y casi nadie lo notaría.
  20. La corrupción no está en la televisión, sino en uno mismo.
  21. Los números son personas, pero las personas no son números.
  22. No es ético poner a un anciano en la calle y quitarle su casa, aunque no sea suya.
  23. Un oponente no es un enemigo, ni un aliado tu amigo.
  24. Me voy haciendo mayor, pero confío- sí, confío - en los jóvenes de este país.
  25. España es hoy un mediocre país, pero nada es para siempre.
   Buen día a todos.

  

viernes, 1 de febrero de 2013

¿Qué pasa aquí?


   En cierta ocasión, un empresario conocido se encontró a un empleado dormido en horas de trabajo, le pilló in fraganti y le espetó ¿qué paja aquíiiii? Y como sé que muchos de los lectores son del extranjero, pues voy a tratar de explicarles eso precisamente, qué pasa en España.

   Durante años y años de democracia púber, algunos de nuestros políticos se han solapado sin pudor con concesionarios, adjudicatarios y demás tropa empresarial, a cambio de prebendas y comisiones irregulares que, de manera descarada, aumentaban de manera inverosímil su patrimonio. Esta curiosa historia de amor se repetía al más alto y al más bajo nivel, y quizás con mayor insistencia en estos últimos ámbitos. Las leyes urbanísticas y de contratos con las administraciones públicas eran sistemáticamente toreadas, y el desarrollo del país quedaba así entre amigos. Esto lo sabía todo el mundo que lo quería saber.

   Pero la Mafia no tiene amigos, y en realidad sólo teme a esos amigos ya que la justicia y la ley, salvo honrosa excepción, son suyas porque con su dinero la han pagao.

   Al acabar los días de vino y rosas, se presentó toda la suerte de medidas de austeridad que ya conocen ustedes, aunque sea de lejos, y el pastel no es que se redujera sino que casi no era sino ínfima golosina que a nadie contentaba y a todos malmetía. Y empezó la guerra, la guerra de bancos, constructores, concesionarios, donantes todos ellos durante años y ahora peces en una charca que se seca. ¿ Quién sobreviviría?

   Como último ingrediente de la bomba, una izquierda que si por algo se caracteriza en este país es por no aceptar que sólo ellos tienen que mandar, aunque lo contrario haya sido la tónica durante más de dos siglos de rancia y atrasada derecha.

   Así pues tenemos: una mafia enfrentada por su propia supervivencia, una población hasta las pelotas de recortes, una izquierda envidiosa y rencorosa, una derecha acartonada a finales del Siglo XIX, una crisis de la que se sabe más o menos lo que del bolsón de Higss, y paro por un tubo...

 
   ¿Entonces, qué pasa aquí?

   Pues que un inteligente cocinero sabe combinar estos ingredientes y está a punto de sacar un plato estrella al mundo mundial, el del cambio de Gobierno-golpecito de Estado-para que nada cambie y todo siga. ¡ Pues anda que no ha pasado esto ya veces en España !

   La identidad del cocinero se la pongo a ustedes de tarea para mañana.

   Buen día.

martes, 22 de enero de 2013

Nuestros sueños.


   Hubo un tiempo en que los españoles, saliendo de una época gris y ausente de libertades, decidimos otorgarnos una Carta Magna que recogiera, por fin, un derecho natural inherente al ser humano a consta, siempre a un precio, de otorgarnos de unas Instituciones que velaran por esos derechos en todos y cada uno de nosotros.

   Como estas Instituciones deben ser administradas, decidimos aceptar a unos grupos políticos, llamados Partidos, para que las gestionasen de acuerdo a la voluntad del Pueblo quien, como premisa básica, tendría siempre la Soberanía.

   Las Instituciones, tres en una, serían poderes separados cuyo contrapeso permitiría el adecuado control y equilibrio, y esta sería la garantía de crecimiento de la Sociedad, de una Sociedad al fin igualitaria, y en la que todos tendrían las mismas oportunidades más allá de su cuna o de sus medios económicos.

   Incluso aceptamos que una Institución de difícil digestión como la Monarquía permaneciese como encarnación de la máxima representación de nuestro Estado, y aunque ello supusiese aceptar la última voluntad del Dictador en el nombramiento de su sucesor.

   Pero el tiempo pasó, y vimos que los gestores - partidos que nombramos administradores no resultaron ser lo que pensábamos. Cayeron en la corrupción económica y ética, mezclaron los tres poderes dominándolos a su antojo, nos empobrecieron, no garantizaron - en fin - aquellos derechos naturales e inherentes al ser humano que eran, no lo olvidemos, el fundamento último de nuestra Carta Magna.

   Pero ya era tarde. Habíamos creado un Monstruo de mil cabezas que era imposible de vencer. La Partitocracia había fagocitado a la Democracia. No quedaba nada de nuestros sueños, de nuestras esperanzas y una sociedad miserable, cuando no amoral, se habría camino cada año, cada década.

   Hoy podría ser demasiado tarde y quizás tendríamos que resignarnos, pero no lo es. Nunca es tarde, siempre hay esperanza, quizás no para nosotros pero sí para nuestros hijos. Esperanza en esa Sociedad igualitaria que soñamos un día, esperanza en un Poder digno y humano como servidor de esa Soberanía del Pueblo que han hecho que olvidemos.
 
   De tí, de mí, de nosotros depende una reflexión y un cambio, un no aceptar que ha de ser así. No sabemos cuál es el camino para lograr cambiar este fracasado modelo, pero si sabemos dos cosas: el primer paso (la reflexión a la que invito) y el último ( que esa Sociedad que soñamos llegue a ser una realidad).

   Buen día a todos.

  

miércoles, 16 de enero de 2013

El derecho a NO ser informado.


   Saben, quienes me leen, que mi debilidad es la información al paciente porque conlleva respeto a su autonomía como ser humano, buena praxis profesional, consenso en las decisiones finales y un buen hacer como personas que somos. Saben también, y ello no porque me lean, que nos queda un largo camino por recorrer para lograr que esa información llegue a ser una realidad cotidiana. Por motivos profesionales, evalúo este apartado de la práctica médica desde hace casi 20 años, y les aseguro que no hemos avanzado casi nada; seguimos considerando al paciente como un in firmus, un incapaz de entender qué es lo que le ocurre y, por tanto, desautorizado para una mínima no ya decisión, sino siquiera opinión, al respecto.

   "E pur si muove", y aunque el Juez no se llame Galileo les aseguro que seguimos pagando y pagando con el dinero público o, peor, con su propio dinero en primas de seguros, sentencias por no informar de manera adecuada.

   Pero no quiero hablar hoy más de este derecho a la información sobre qué tengo, qué me pasa, qué me espera. Lo que quiero es que sepan que existe exactamente el mismo derecho a NO QUERER SABER qué tengo, qué me pasa, qué me espera. Y lo que es mucho más importante aún, si cabe, es que ese derecho es COMPATIBLE con ser tratado de manera adecuada a mi patología. Es decir, no estamos hablando del derecho a aceptar o no un tratamiento, sino del derecho a saber o conocer.

   Vayamos a lo cotidiano. Un buen/mal/inevitable día enfermo de manera grave. Como tonto del todo no soy, barrunto que tengo algo grave y voy al Galeno. Es decir, he tomado una primera decisión, la de ser diagnosticado si el House de turno lo logra, que esa es otra historia. Y entonces, en el inte, tomo una segunda decisión, esta ya vinculante para el equipo médico, cual es la de no querer conocer el resultado de las pruebas, el diagnóstico.

   ¿Dirán ustedes, y por qué? Pues miren, se me ocurren muchas razones: miedo, angustia, pasotismo... Pero quizás las más comprensible es la de, un suponer, querer vivir el tiempo que me queda de una manera real, cotidiana, feliz/infeliz, sosegada, y alejada de un final peliculero, por ejemplo. Es una decisión personal que allá cada cual,  pero que no olvidemos la legislación ampara con la misma rotundidad que el derecho a ser informado.

   Pero esa decisión está sucediendo exactamente de manera coetánea con mi decisión de ser diagnosticado y tratado. Eso es posible, es más, es legal y necesario si se nos da el caso, y habrá que encontrar fórmulas que coordinen el ejercicio de este derecho con la obligación del consentimiento informado específico de una técnica concreta. Tienen ahí los jóvenes un bonito trabajo de investigación y desarrollo a nivel de planificación sanitaria.


   De no ser así, de no lograr armonizar estos aspectos, más temprano que tarde iremos teniendo una jurisprudencia acerca de la infracción del derecho a no ser informado, tendremos sentencias condenatorias sobre estos aspectos. Yo porque no ejerzo la abogacía, que de hacerlo tiraba unos cohetes por ese lado.

  Ah, que lo olvidaba...Por Dios, no olviden que el derecho  a no ser informado INCLUYE TAMBIÉN A MI FAMILIA.

   Que tengan buen día.

viernes, 11 de enero de 2013

El cateto.


   En estos tiempos de vértigo financiero, de globalización plastiniforme, de intercomunicación permanente, creo conveniente una reflexión sobre esos sujetos, esos Paco Martínez Soria de nuestras provincias y pueblos de Dios, que con una vida simple y llana trabajan, pagan impuestos, se reproducen y mueren. Son - incluso muchos somos - los catetos.

   El cateto vive y come bien, vota cuando se le pide y a quien le conviene, tiene alguna religión, se masomenoscasa y concibe hijos, y suele ser noble de alma y buen amigo de sus amigos. Nada sabe de modernidades pero tiene una rara intuición para separar el trigo limpio entre la paja humana, y mantiene una memoria histórica que ni el Alzheimer borraría. ¡ A él/ella le van a contar milongas !

   Pertenece a una generación que ha conocido - conocerá - una guerra, pero no de esas de televisión sino una de verdad, de las que te lleva un ser querido o tu casa y tus cosas. Ha visto payasos, gente grande, poetas de mediopelo, alcaldes, sequías y borrachos, y digo las ha visto porque el cateto ve, te ve, a diferencia del resto de humanos que sólo te mira.

   Y ahorra, pero no porque sea una alimento de la inversión no, sino porque no gusta en pedir dinero prestado y, si acaso, lo presta o te lo da.

   Tiene su moda, la moda de siempre porque nunca lleva prendas de mala calidad; paga lo mejor que puede pagar. Tiene su hogar, incluso en la gran ciudad donde ya casi no hay catetos, el hogar de un hobbit que no gusta de aventuras pero que, si hay que ir se va.

   No cree en Dios, sino que teme a Dios - como no podría ser de otra manera -, porque con Dios al rezar se negocia no se le pide, y se entiende que ha de existir un trueque, un algo por algo que a Dios le agrade. Y desde luego él cumplirá su parte que, después, Dios dirá.

   Se enamora una vez, dos a los sumo si contamos su primer amor de adolescente, porque cuando dice "en la salud y la enfermedad, en las alegrías y las penas", se lo cree. Y cuando llega la muerte y separa ese amor, llora pero no por perderlo sino por hacer esperar a su amor en el otro lado en el que no cree, sino que simplemente "sabe que existe". En ese cielo de los catetos no caben camellos por el ojo de una aguja, y tiene un paisaje tan simple como el de los juegos de su infancia, el que el quiere, tiene el paisaje de "el sitio de su recreo".

   Me gustan los catetos, y me gustaría llegar a ser un buen cateto algún día, pero ocurre en esto como en el aikido, que toda la vida está uno aprendiendo.

   Buen día.

viernes, 4 de enero de 2013

Ser periodista.


   Cuando de joven quería ser periodista, mi hermano siempre me decía: "escribes bien, pero te falta mala leche". Yo entonces no le entendía bien por éso, porque era joven, y no había vislumbrado aún que muchas veces el periodista es, salvo honrosas excepciones, un tocacojones que ni sabe ni quiere saber y, si acaso, quiere vender.

   La venta me lleva a la empresa para la que tendrá que trabajar uno, que obliga a seguir eso que llaman "línea editorial" y que no es sino una mala leche enfocada a unas determinadas dioptrías, y rece usted porque la ideología del patrón coincida con la suya, si la tiene, ya que de no ser así terminará sufriendo "ardores y malas digestiones", y es que hoy día es muy posible que sea o la mala digestión o el paro, porque hay casi más periodistas parados que galenos cuando yo acabé la carrera, que ya ha llovido, y que le convertía a uno en "médico por horas". ¡ Ja, cómo suena esa expresión!

   Así pues, de no estar parado pasamos a trabajar que no es sino un escribir en el caso del periodista. ¿Un escribir sobre qué? Pues qué va a ser sino lo que dice siempre mi madre, incluso cuando no era todavía mayor que no sé yo ya cuándo fue eso: "Sólo dicen gansás". ¡Madre mía, que razón tienes! Y se lo digo yo que voy creciendo y haciéndome mayor y casi todo lo que leo me parece una gilipollez, con perdón pero no menos contundencia en lo que digo. ¿Que no? Hagamos la prueba del algodón: cojan, cojan cualquier noticia o notición, déjenla reposar unos meses...qué digo meses, semanas si quieren y... ¿Ridículo de releer, a que sí? Pues por eso, porque era una gansá que no podía llegar a nada y como, encima, el mundo va a toa máquina, pues ha terminado siendo una gansá fagocitada y más pasada de moda que la pana gorda.


   ¿Qué nos queda, dirán ustedes? Pues el talento y la suerte, es decir las vacas sagradas que más o menos hacen y dicen lo que quieren aunque haga eones desde que hicieron una paella decente. Vamos, lo mismo que un músico, un actor, un poeta o un pintor, que anda que no se vive de las rentas en todas esas artes cuajadas de malasartes.

   ¿Y por qué he soltado esta retahíla?... ¡Ah sí, ya me acuerdo! Es que he leído a un par de periodistas que dicen que España "ya" va bien, y "se má venío tó encima".

   Feliz Año Nuevo a todos.