lunes, 28 de mayo de 2012

Ánimo.

¿Se está poniendo feo el horizonte, eh? Pues he decidido que voy a animarles, al menos hoy, porque creo que lo necesitan. En realidad, si alguno de ustedes es psicólogo, pensará que lo que trato es de animarme a mí mismo y que ustedes son mi tapadera; piensen lo que quieran, que hoy no estoy para reñirles.

   ¿Tiene arreglo ésto? That´s the questión, claro. Pues qué he de decirles hoy sino que el arreglo es, además, muy sencillo. - Madre mía, en qué lío me estoy metiendo...-

   En primer lugar vamos a empezar a valorar a nuestro vecino, al prójimo ése del Nuevo Testamento, y si lo merece claro. Así pues, reconozcamos su talento, si lo tiene, saludémosle, seamos amables.

   En segundo lugar, hablemos y amemos a nuestros seres queridos. ¿Que ya lo hacen? ¿Seguro? Pues paso a la siguiente.

 

  Seamos honestos en nuestro trabajo, serios, comprendiendo aquella parte del mismo que ayudará a otros a vivir mejor.

  Aprendamos, no por necesidad sino por interés, porque saber algo más es andar un paso más, no importa hacia dónde tanto como entender que se viene desde la ignorancia.

   El competidor no debe obsesionarnos, en realidad es una oportunidad de mejora y, en algunos casos, bien puede tener más talento que nosotros mismos.

   El político es como un estornudo. A cambio que nos eche sus miasmas Natalie Portman, mejor no lo respiren.

   Procuren no votar, y caso de hacerlo, mejor elijan al bueno.

   Repartan el dinero en varios bancos, excepto si se trata de hipotecas en cuyo caso mejor todo en el mismo.

   Compren bueno y vendan barato.

   Pierdan el tiempo, sobre todo el tiempo que les gustaría perder.

   Recuerden aquella frase de Clark Gable en no sé cuál película: Más es el Diablo.

   En épocas de gran crisis es importante ahorrar y, justo a continuación, ayudar.

   No olviden que hay religiones antiguas cuyos Dioses no son El Mercado.

   Por último también les diré que otro día, con mejor ánimo, les hablaré de esta peaso de crisis que tenemos encima y de la ruína que nos espera, pero ya saben, hoy no es ese día.

   Buen día.

martes, 8 de mayo de 2012

No por mucho madrugar...


   Para aquellos que se hayan tomado la molestia de leerme con cierta frecuencia, habrán observado que una de mis obsesiones es el exceso legislativo, esas reformas de las reformas de la reformas, esas disposiciones transitorias que requieren un máster para entenderlas.

   Y es que no dejamos que los ciudadanos, destinatarios de esas normas y -presumiblemente - incitadores exigentes de las mismas a través de sus legítimos representantes ( no se rían, por favor)...No dejamos- digo - que los ciudadanos lleguen a entender estas normas y no digamos ya a cumplirlas.

   ¿ Por qué? ¿Qué prurito-narcisismo político hace que nuestros diputados cambien y cambien? ¿Para qué? Si no hay resultados que evaluar o analizar. Piensen que hay normas que casi ni han entrado en vigor y ya están derogadas. Y no vayan a pensar que son circulares de salir al paso no, no... Son señoras normas, como por ejemplo las que regulan la interrupción voluntaria del embarazo, que yo ni les digo que sí ni les digo que no, allá cada uno con lo que hace, pero estarán conmigo en que la norma vigente no ha llegado ni a funcionar y ya la quieren cambiar otra vez.

   Y así a cientos.

 

   Qué tiempos aquellos en que se hacía un Código allá por fines del S. XIX y ahí siguen vigentes con retoques. Aquellas eran leyes, y quizás aquellos eran legisladores, no lo sé. Lo que sí sé es que estos de ahora no lo son; son, si quieren, legisla-scouts.

   No me gusta este fast food legislativo. Prefiero esos platos de legumbres y asados y guisos bien reposados, tomados a fondo tras 24 o 36 horas desde su realización. ¡Qué sabores!

   Dejen reposar, hombre, que el pueblo llano y mayoritario creo yo que no está para la nouvelle couisine.

   Buen día.