viernes, 31 de diciembre de 2010

Las bajas, de baja.

Es curiosa la evolución legal de la incapacidad temporal ( las conocidas "bajas") en nuestro país. Desde aquellos tiempos en los que el legislador separó, de manera nítida, los artículos de la Constitución que hacían referencia a la Salud y a la Seguridad Social ( Ley General de Sanidad y Texto Refundido de la Seguridad Social) hemos llegado, como en todo, a "aquí vale todo".

   La famosa Ley 35/2010, de medidas urgentes para reformar el mercado de trabajo (ya saben, aquella que coincidió con la posesión, por algún ente, de nuestro Presidente de Gobierno) decidió dar al traste con aquella separación entre "el que paga" y "el que cura". A partir de ahora tu médico si quiere y puede, que te alivie los males pero el alta te la dará, si a bien lo tiene, el INSS. El patrón vaya, el que paga y manda que para eso paga.

   Y todo esto con mucho respeto y cariño, con mucha vaselina, y oiga...¡Admírense! ¡Sin siquiera los famosos partes de confirmación cada semana! El médico sí eh... Pero el INSS no está para esas tonterías.
 
   No quiero aburrirles con un debate técnico sobre el apasionante idilio que se abre entre el Servicio Público de Salud y el INSS, pero les aseguro que vienen tardes de gloria en este 2011. Yo creo que el Estado de Bienestar está "de baja", es más, diría que va camino de una Incapacidad Permanente Absoluta.

   Que el año próximo les conceda la mayor Felicidad.

lunes, 20 de diciembre de 2010

Feliz Navidad.

   Quiero felicitar la Navidad a cuantos pasan por este lugar, a veces mirando los artículos en el escaparate, a veces entrando a preguntar por alguno, a veces incluso comprando aquello que estiman de utilidad en sus vidas.
 
   Conozco que para algunos la Navidad es una época de tristeza y nostalgia por los que ya no nos acompañan, y que incluso preferirían que estas fechas pasaran con celeridad por el almanaque. Yo tuve una crisis con esta señora cuando en mi casa comenzaron a sobrar sillas, y los mejillones rellenos de mi madre nunca se acababan, pero he regresado a sus brazos de nieve cálida y luz fría. ¿Por qué?

   Porque es la Navidad o la Nada, la silla ocupada por alguien invisible a mis ojos o la Nada, los mejillones de la infancia o la Nada.

   Conozco una medicina contra la rigidez del corazón, distinta a las películas americanas de estas fechas en sobremesa. Se trata de la espera. Para ver las sillas llenas, las risas y los tiempos que siempre esperan que abran su página, ese "tiempo de mi recreo" que nos cantaba Antonio Vega. Se llama ESPERANZA y algo me queda por la tienda. Sólo es cuestión de buscarla.

   Feliz Navidad a todos.

viernes, 17 de diciembre de 2010

Okuribito.

  Ayer ví esta película japonesa cuya traducción es algo así como "el que envía", y que aquí se ha titulado por "Despedidas". Ganó el Óscar de 2009 al mejor film de habla no inglesa, pero la razón por la que la he visto es por su banda sonora. Su compositor, Joe Hisaishi, es para mí el mejor músico vivo sobre la tierra, y otro día hablaré de él.

   De un argumento sencillo ( un músico en paro que se ve obligado a trabajar amortajando cadáveres) se desemboca en un preciosista canto a la belleza de la vida, a la responsabilidad en el ejercicio de un oficio, al respeto ante el dolor; pero a la vez transmite un enorme mensaje en estos tiempos en los que casi nadie cree en nada, un mensaje de tránsito, de "nos volveremos a ver", sin apoyo en religión alguna y a la vez en todas, un antídoto perfecto frente a la desesperanza y la nada.

   La escena de la cara, borrosa, del padre del protagonista es de antología, y quiero subrayarla. La modernidad de las empresas funerarias va acabando con estos rituales ante el cadáver y a veces, en vez de mostrar el rostro del difunto en su esplendor y belleza, cuesta trabajo reconocerlo. Es como tantas otras cosas, una pena.

   Por mi parte he aprovechado para repasar la legislación que tenemos en Policía Sanitaria Mortuoria. He buscado las palabras "creencias","respeto","cariño","consuelo","tradición","ceremonia","compañía", pero no las he encontrado. Creo que o yo no sé buscar, o en algunas cosas estamos perdiendo el alma.

   Que la disfruten.

jueves, 16 de diciembre de 2010

I´m sorry laws.

  Me he desayunado con unas declaraciones de la Presidenta de una Asociación que defiende a los pacientes frente a posibles negligencias médicas. Creo que se llama Carmen Flores (la Presidenta; no la Asociación). Dice que los afectados nunca tendrán paz mientras no se les dé una explicación, se les pida una disculpa y el perdón por lo ocurrido. No sé yo en otras cosas, pero creo que en esto tiene razón.

   Desde hace años, la Joint Comision viene insistiendo en que promover la cultura del reconocimiento de los errores es la manera más segura de disminuirlos. En el Reino Unido, más del 90 % de médicos británicos creen que los pacientes denunciarían menos las negligencias, siempre que recibieran una disculpa y una explicación de lo ocurrido, todo ello según una encuesta de la Sociedad de Protección Médica de aquel país.

   Pues bien, en los Estados Unidos de América, cerca de 30 Estados han establecido las llamadas I´m sorry laws, que promueven la declaración de los errores médicos sin que tal declaración se considere prueba de culpabilidad. Los resultados publicados del Estado de Colorado, demuestran que han disminuido de manera drástica las demandas y las condenas a profesionales.

   Aunque el Derecho Americano es distinto al nuestro en España, no cabe duda de que con las necesarias adaptaciones tales Leyes, en nuestro contexto, resultarían beneficiosas para médicos, pacientes y costes legales.

   En resumen, partiendo de la honestidad y la comunicación continuada con los pacientes, no eliminaremos los errores pero sí podremos disminuirlos, explicarlos y disculparlos.

martes, 14 de diciembre de 2010

Economía y Cocina, o viceversa.

Me gusta mucho la economía, porque es un poco como la medicina. Aplica terapias, en ocasiones controvertidas, para curar los males materiales de un país, y además emplea verbos y palabras maravillosos, como por ejemplo "monetizar", que no me dirán ustedes que no es fantástico. Significa algo así como que si debes cien mil, pues imprimo muchos billetes y así hay más dinero, aumenta la velocidad de flujo de la masa monetaria, sube la inflación y los cien mil que debes pasan a ser 90 mil. Es fantástico, repito. De todas formas no sé yo mucho de economía. Pero me viene ahora este aire porque leo que algún político emplea recetas de cocina para diseñar estrategias, y aunque a mí no me conocen casi ni en mi casa, he de decir que esto ya lo escribía yo a finales del verano de 2008, acuérdense, cuando media España desaceleraba y la otra media estaba en crisis. Ahí les dejo la perla que envié a algún periódico por entonces. Que lo disfruten.

   "Estamos en crisis, no sé si lo sabían. Si me lo permiten apuntaré unas sencillas soluciones para afrontarla, para superarla, y hasta para evitarla en lo sucesivo.
  Cuézase a fuego lento y sin tapar el conjunto de televisiones públicas, al menos dos horas, pásese por el chino para limpiar la mugre de grandes hermanos y tomates, y déjese la nueva programación enfriando en un recipiente de debates, documentales, películas con mensaje, tolerancia y respeto.         
   Sofríase aparte, y a fuego mediano, cuarto y mitad de clase política salvaje hasta que quede doradita, incluso algo churrascada, y riéguese al final con una taza de formación, vocación, altruismo y sacrificio, a partes iguales. Colóquese el solomillo de la ambición sobre el sofrito, aderécese con hierbas pobres de lugares pobres, y deje freír al gusto. Sazónese con lo que queremos sean nuestros hijos, y retire con una espumadera lo que van siendo, al menos dos o tres veces.
   Sírvase sobre el lecho de la salsa del principio, con unas ramitas de cariño y educación, pero sobre todo sírvase con el placer del trabajo bien hecho, con la mera reivindicación de querer seguir haciéndolo. No olvide tapar con plástico conservante lo que le sobre. No imagina usted lo bueno que está, lo bien que se conserva y lo útil que le resultará a otros."

lunes, 13 de diciembre de 2010

Estado de Alarma.

  Estamos en España en Estado de Alarma. Nunca había ocurrido desde que tenemos esta democracia y esta constitución. La causa es la parálisis del espacio aéreo español a raíz de una especie de parón salvaje de los controladores, también aéreos, pero que controlan desde tierra, desde una torre creo. Estos lodos vienen de unos polvos de hace algún tiempo que no se han sabido resolver. Hasta aquí, los datos objetivos. Más allá, es imposible saber la verdad. Como Wikileaks.

   Me resulta complicado, en principio, asumir que esta es la situación más grave vivida por España desde la Transición. Yo creo que las ha habido peores, por ejemplo el 11-M, atentados de ETA, desastres ecológicos, el penalty que falló Raúl... Pero ahora estamos en Alarma. Pero no se alarmen, las copas y el pan siguen costando lo mismo. Es sólo que los derechos, algunos derechos pues como que bajan a segunda división, pero nada más.

   No sé quién decía que la primera víctima de una guerra es la verdad; pues del Estado de Alarma también. ¿Cuánto cobra un buen hombre o mujer de éstos? Es imposible saberlo. ¡Además qué más da! Yo sé de muchos que cobran bastante y crean alarma, con minúsculas. No creo que ése sea el problema. Aquí hay mucha miga, pero a los que se han quedado tirados en algún aeropuerto pues les importa poco la susodicha miga, que no lo digo yo sino que se lo he oído a un político del PP creo.

   Esto es un blog de medicina y derecho, así que no me muevo del Estado de Alarma y de que han dado muchas bajas, que esa sí que es buena y otro día me detengo ahí. ¡Madre mía, cuánta tontería!

   En cualquier caso, no lo duden, alguien se cachondea de nosotros cada día, cada hora, cada segundo de nuestras vidas, con o sin alarma.

jueves, 9 de diciembre de 2010

Los miserables.

Estoy leyendo "Los miserables", de Víctor Hugo, que lo tenía en tareas pendientes. ¡Un novelón, en todos los sentidos! Hay medicina, historia, psicología, sociología, cultura, política, cocina, decoración, moda, cartografía, arquitectura..., pero sobre todo miseria humana y derecho. Ese derecho penal implacable que existía hasta bien poco en Europa y que áun existe en el Mundo. Ese derecho que te mete en presidio años siendo inocente y décadas por robar pan.

   Recuerdo hace unos años, en un bar. Daban una noticia sobre un fulano linchado por los ciudadanos que había violado y asesinado a una niña. El plato iba con imágenes y en ellas se observaba una turba arrastrando por las calles lo que debía haber sido una persona. Los que estaban en el bar exclamaban: ¡Ahí, hijop...! ¡Eso tenían que hacer con todos! Y cosas de esta guisa.

   De pronto alguien dijo: ¿Y si no ha sío ése? En ese momento todo el mundo guardó silencio, nadie le contestó. Todos volvieron a su café y a sus cosas.

   La historia del Derecho Penal es apasionante. Y venimos de ella, de la tortura y confesión como prueba suprema, de la categoría de ciudadanos a la hora de poder torturarlos o no, del reparto económico de los bienes del reo entre el acusador y el tribunal que condena.

   El Penal es un derecho dificil, porque requiere dar vacaciones al alma y aparcar el corazón. Ante sus errores es siempre preferible la presunción de inocencia que el pago requerido por la sociedad.

  Ya sé que es fácil decirlo, pero en este caso es mejor el falso negativo que el falso positivo. Y si no que le pregunten a nuestros controladores aéreos.

martes, 7 de diciembre de 2010

El Consentimiento Informado.

  Ya llevamos unos años con este concepto de "consentimiento informado", pero creo que muchos pacientes y profesionales sanitarios no saben bien qué es. Digamos que están los que "pasan" de este asunto; por otro lado los que interpretan que es un documento dado a firmar; y por último los que sí saben de qué hablamos. Tengo ganas de conocer un día a alguno de este último grupo.

   Si me dejasen diseñar un cuestionario para profesionales, con diez cuestiones a contestar sobre la información sanitaria y el consentimiento del paciente, les aseguro que suspendería el 95 % y, probablemente, yo entre ellos.

   En fin, que es un tema clásico sí, pero no más que Dante y nadie lo ha leído.

   ¿Cómo dice el refrán? "Vista la gruta visto el ermitaño", o algo así. Veamos la gruta pues.

   ¿Informamos o no informamos? Parece fácil pero yo creo que es el momento más complicado. Hay que sopesar la capacidad, la entereza, la salud psíquica y física de la persona, su ánimo de vida o de muerte, si ha pedido expresamente ser o no ser informado, si tiene o no familia y de qué paño es ésta... Muchas cosas para el siguiente momento, mucho más sencillo: ¿Cuándo informamos? Por Dios Santo, no lo hagan antes de entrar a quirófano y den ustedes, por caridad cristiana, siquiera uno o dos días para que se lo piense, obviamente urgencia aparte. ¿Y quién informa? Pues aunque el celador sea un tipejo gracioso con el que da gusto ir de cañas, por favor, que no informe él dando un papelote y diciendo "me firme usté aquí", que es tan cierto y cotidiano como que me llamo Pepe. Que informe el "Médico Responsable", que tiene que haberlo créanme, de manera que échenlo a suertes o como quieran, pero que esté establecido de antemano.
¿Y de qué informa? Los documentos ya impresos están muy bien pero cuidado con ellos. En primer lugar asegurémonos de que el paciente sabe leer, que estos ojitos míos han visto algún documento firmado por alguien que no sabía leer, y esto tiene mala defensa ante el Juez creo yo, incluso he visto uno que firmó diciendo que no autorizaba y le operaron media hora después, que es ya como el misterio de la Santísima Trinidad, incomprensible. Incluso ví uno sobre los riesgos de la intervención de cataratas que vive Dios que haría falta un buena lupa para ver las letras. Y para terminar, que esa información sea continuada durante el proceso. Que el paciente sepa que puede cambiar todo en cualquier momento, que donde dijo digo ahora diré Diego, que él es el dueño de su éxito o su desastre y que lo que firmó, si es que firmó, no es la hipoteca de su casa sino un papelote es muchos casos de difícil lectura.

   Y con estas cosas bien hechas, habremos informado, aunque con mucho menos nos libremos de una reclamación que esa es otra película distinta.

jueves, 2 de diciembre de 2010

El paciente descompensado.

   Si tengo un paciente con insuficiencia renal moderada o grave, cierta edad, y cuatro números acertados para una lotería de cáncer en algún lugar de su colon, tendré que supervisar su filtrado, sus iones, su alimentación, los fármacos que puedo dar y a qué dosis, etc, aunque haya acudido a mí por un golpe en un pie. Si me centro en ese golpe, que desde luego habré de valorar, estaré tratando no a una persona sino a un pie inflamado o roto, y aunque le quede esa zona de su cuerpo como un pincel es posible, si Dios no lo remedia, que terminen de tratarlo en el Purgatorio si su alma lo merece.

   Con esta crisis que llaman económica creo yo que pasa algo parecido. Recuerdo que cuando yo era más joven siempre decía que a mi pueblo, algo atrasado, tardaba mucho en llegar lo bueno pero también lo malo. Pero eso era antes, antes de las carreteras modernas, de los medios de transporte modernos, de las fronteras modernas, de la globalización moderna que ha convertido al mundo en un todo, en un pie con edad avanzanda e insuficiencia renal grave.

   Y es que este paciente está descompensado. En ciertas partes legisla derechos humanos de cuarta generación y en otras no se cumplen ni los de la Revolución Francesa; allá se crea una cocina de alquimista y acá no hay agua para unos cereales que da asco sólo mirarlos; aquí enferman de la piel por tanta ducha y por otro lado ni hay agua ni se la espera...

   Es como las pensiones. Fíjense, se trata de que los viejos trabajen más años mientras la tasa de paro en los jóvenes se duplica, en esos jóvenes que tienen ganas de comerse el mundo y demostrar que ellos valen. ¿Conocen alguna empresa privada donde ocurra algo parecido?

   Del clima ni entiendo ni hablo, pero tengo para mí que no va mucho mejor que el pie de este paciente descompensado que llamamos Tierra.