viernes, 31 de octubre de 2014

La inercia.



   Hace algún tiempo, un conocido que trabajaba como funcionario ( a mi pregunta de cómo iban las cosas) me respondió: "Ayer no fui a trabajar y nadie se enteró". Y es que quieras que no, la inercia lo invade todo en este país, esa misma inercia que hace prosperar a alemanes, finlandeses y otros, y que a nosotros nos mantiene en un "maricaelúltimo".

   La verdad, la estricta verdad, no es que lo público funcione mal en España, sino que no funciona nada ( exceptuando El Gran Wyoming, Salvados y Zara). ¿Qué no lo creen? Prueben a hacer alguna gestión administrativa, privada o pública. Yo en el camino ya voy rezando a cuantos dioses conozco amén de llevar en el bolsillo una piedra de "ágata" contra el mal de ojo. Al final, todo depende de dar  con "una buena persona", que aún queda alguna.

   ¿Y cómo he llegao yo a ejto? - dirán ustedes - . Por la inercia, sí señor. Que va implícita en el carácter español y que nos lleva a dedicar diez minutos en un informativo a la muerte de un perro, cuatro a los vómitos de Messi y dos a que tenemos el doble de milmillonarios desde que empezó la crisis. Y luego está esa alegría mediterránea que nos lleva, con el segundo mayor índice de pobreza infantil y desigualdad de Europa, a "espetar" que vamos a crecer más que Alemania. Y estas cosas las dicen a las doce de la mañana, que aún no ha empezado la hora de las cañas.



   Y de ese afable carácter español, pasamos a nuestra querencia por las modas. Que El Señor nos libre de estar de moda en España, porque te puedes dar por muerto y olvidado en cuestión de meses. Nos encanta subir a un personaje a la cima, envidiarlo y olvidarlo, como si fuese una chaqueta de pana gorda. Bien es verdad que, en estos tiempos, el éxito es casi patrimonio exclusivo de los corruptos que, como no podría ser de otra forma, escandalizan a los españoles y, hombre, es verdad que se le abren a uno las carnes viendo lo que han trincado y lo que nos cuesta ahorrar mil euros. Pero ¿por qué robaban? Pues por la inercia, sí señor. Que no lo digo yo, que lo dicen los imputados: "yo pensaba que era parte del salario"..., "jamás he tenido conciencia de cometer una ilegalidad"..., dicen estas cosas y, como es natural, nadie devuelve ni un duro.

   Por eso yo sabía que el virus del Ébola no iba a ser una epidemia en España, por la inercia. Y así se lo decía a mis compañeros médicos: ""tranquilos, no va a pasar nada". ¿Qué ser vivo va a querer vivir entre nosotros, que no sea de Holanda para arriba? Y desde luego se quedaría en la Costa del Sol.

   Buen día.

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