miércoles, 21 de marzo de 2012

Izquierda y Derecha.

   Como ustedes saben, la diferencia entre la derecha y la izquierda política viene a ser como una "reducción de una salsa", hasta llegar a la ¿perfección? de un Estado Padre que vela por sus hijos y sus necesidades, o un Estado Tutor que favorece a sus hijos y sus aspiraciones. Y como todos ustedes pueden comprender, uno tendrá mayor o menor aficción por aquel que mejor se adapte a su situación personal. ¿Que está jodido y no tiene el dinero que merece? El Estado Padre. ¿Que tiene una empresa y le fastidian con impuestos dizque para no sé cuál solidaridad? El Estado Tutor.

   Y como la vida de algunos tiene la manía de cambiar con el tiempo, pues entonces se producen cambios que van desde EL YO AL NOSOTROS ( Evolución a la Izquierda), O DEL NOSOTROS AL YO (Evolución a la Derecha). Esto tiene relación con aquel dicho: "El que a los 20 no es liberal, mal; el que a los 40 no es conservador, peor".

   Somos animales egoístas, vista la prenda. Vamos a lo nuestro. Entre la solidaridad con el necesitado, de un lado, y la libertad verdadera y sin restricciones, del otro. El problema, como pueden comprender, es que ambos conceptos son irrenunciables. ¿Pero, son incompatibles?

   Creo que es una buena pregunta, al menos para mí. Desde luego es un buen problema, uno de esos a añadir a los famosos problemas matemáticos que hay por ahí sin hallar la solución. Quizás sea necesario un Grigori Perelman para resolverlo.

   Y sin embargo, estoy seguro del punto de partida para su solución. Saben ustedes que el problema de las soluciones radica precisamente en elegir la premisa correcta, la hipótesis adecuada. Si se equivocan en ese momento inicial es seguro que se tirarán horas o años de trabajo para nada. Pues bien, el planteamiento de solidez necesario para alcanzar una posible fusión entre libertad y solidaridad es ... tambores repicando...-:

   LA COMPASIÓN. Soy consciente que en estos momentos me he ganado el favor de los lectores budistas. Estupendo, que sé que los hay.

   Es una palabra cursi sí, pero tiene la ventaja de carecer de fisuras en sus murallas. Si lo piensan bien, es de las pocas palabras que carece de fisuras. Parte con la ventaja de no enfadar de entrada ni a Izquierda ni Derecha, encaja con cualquier religión, como el color blanco combina con cualquier político, y es tierna con lo que incluso gusta a los niños.



   Dirán ustedes que compasión es lo mismo que solidaridad, pero no se dejen engañar. La segunda es una adhesión a una causa, la primera un mero sentimiento hacia quien sufre.

   En estos tiempos de ruina moral, de decadencia de ideas, esta sencilla palabra nos sirve tanto para invierno como para verano en nuestras acciones diarias. Es una rama sobre nosotros mientras nos hundimos en arenas movedizas. ¿Qué podemos perder agarrándonos a ella?

  Buen día.

  

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