miércoles, 28 de marzo de 2012

Hagan algo, aunque sea bien.

Decía Madeleine Albright, antigua Secretaria de Estado con el Presidente Clinton, que "nunca se debe esperar demasiado de nadie", y Vive Dios que es una gran verdad y, sin embargo, lastimosa.

   En España, miles de jóvenes ven como cada día que pasa van perdiendo gota a gota esa maravillosa ilusión, esa fuerza que uno sólo tiene a esa edad. Y la van perdiendo "mirando", mirando como pasan trenes y trenes ante sus ojos sin parar jamás en la estación de sus vidas. Mientras tanto - al menos - estudian y se preparan mejor para estar vestidos con sus mejores galas intelectuales, en el incierto momento de la esperada cita que no llega. Mientras tanto - por desgracia - los que trabajamos trabajeremos dizque al menos 38 años si queremos llegar a pensionistas, y eso ahora que cuando a mí me toque quizás tenga que trabajar hasta los 75  o quién sabe, si antes Dios no me ha llevado con Él. ¡ Es absurdo !

  De otro lado, miles de maduras y maduros con experiencia laboral caen en las garras inapelables del desempleo, atrapados en un abrazo tan falto de cariño como imposible de deshacer. Y con ese abrazo llega la angustia, la depresión, el hambre y el deshaucio de sus viviendas. Mientras tanto - como martillo de infieles - la Unión Europea nos recuerda, nos exige, una mayor formación profesional que esos maduros y maduras tienen en muchos casos. Mientras tanto - como una burla más - cientos de jóvenes indignados ocuparán esos hogares deshechos y deshauciados que los Bancos no lograrán vender. ¡ Es absurdo !

  Por último, nuestros ancianos y ancianas, sumidos en el ocaso de sus energías y en el apogeo de sus necesidades, agotados pero no cansados de ayudar a hijos, sobrinos o nietos, juguetes rotos que en tiempos fueron queridos, viven sin convivir en residencias y centros de la llamada tercera edad a la moda de llamar todo lo inservible con ese ordinario, ese "tercer mundo" incrustado en nuestra propia sangre y genes. Mientras tanto - y para ello siempre habrá un espacio - compramos todo tipo de mascotas que cagan, mean, y precisan tanta limpieza y cuidados que a veces aburrren. Mientras tanto - y no es poca la osadía - miramos boquiabiertos como crecen nuestros hijos sin pararnos a pensar cuál habrá de ser su mascota preferida. ¡ Es absurdo !

 

   No debemos esperar demasiado de nadie, lo sé, pero al menos dejennos esperar "un poco de sentido común" de alguien, y a ser posible de aquellos que son investidos de poderes públicos y así, entre reunión y reunión, entre show y show, tomen alguna decisión coherente y correcta, aunque sólo sea alguna.

   Buen día.

miércoles, 21 de marzo de 2012

Izquierda y Derecha.

   Como ustedes saben, la diferencia entre la derecha y la izquierda política viene a ser como una "reducción de una salsa", hasta llegar a la ¿perfección? de un Estado Padre que vela por sus hijos y sus necesidades, o un Estado Tutor que favorece a sus hijos y sus aspiraciones. Y como todos ustedes pueden comprender, uno tendrá mayor o menor aficción por aquel que mejor se adapte a su situación personal. ¿Que está jodido y no tiene el dinero que merece? El Estado Padre. ¿Que tiene una empresa y le fastidian con impuestos dizque para no sé cuál solidaridad? El Estado Tutor.

   Y como la vida de algunos tiene la manía de cambiar con el tiempo, pues entonces se producen cambios que van desde EL YO AL NOSOTROS ( Evolución a la Izquierda), O DEL NOSOTROS AL YO (Evolución a la Derecha). Esto tiene relación con aquel dicho: "El que a los 20 no es liberal, mal; el que a los 40 no es conservador, peor".

   Somos animales egoístas, vista la prenda. Vamos a lo nuestro. Entre la solidaridad con el necesitado, de un lado, y la libertad verdadera y sin restricciones, del otro. El problema, como pueden comprender, es que ambos conceptos son irrenunciables. ¿Pero, son incompatibles?

   Creo que es una buena pregunta, al menos para mí. Desde luego es un buen problema, uno de esos a añadir a los famosos problemas matemáticos que hay por ahí sin hallar la solución. Quizás sea necesario un Grigori Perelman para resolverlo.

   Y sin embargo, estoy seguro del punto de partida para su solución. Saben ustedes que el problema de las soluciones radica precisamente en elegir la premisa correcta, la hipótesis adecuada. Si se equivocan en ese momento inicial es seguro que se tirarán horas o años de trabajo para nada. Pues bien, el planteamiento de solidez necesario para alcanzar una posible fusión entre libertad y solidaridad es ... tambores repicando...-:

   LA COMPASIÓN. Soy consciente que en estos momentos me he ganado el favor de los lectores budistas. Estupendo, que sé que los hay.

   Es una palabra cursi sí, pero tiene la ventaja de carecer de fisuras en sus murallas. Si lo piensan bien, es de las pocas palabras que carece de fisuras. Parte con la ventaja de no enfadar de entrada ni a Izquierda ni Derecha, encaja con cualquier religión, como el color blanco combina con cualquier político, y es tierna con lo que incluso gusta a los niños.



   Dirán ustedes que compasión es lo mismo que solidaridad, pero no se dejen engañar. La segunda es una adhesión a una causa, la primera un mero sentimiento hacia quien sufre.

   En estos tiempos de ruina moral, de decadencia de ideas, esta sencilla palabra nos sirve tanto para invierno como para verano en nuestras acciones diarias. Es una rama sobre nosotros mientras nos hundimos en arenas movedizas. ¿Qué podemos perder agarrándonos a ella?

  Buen día.

  

miércoles, 14 de marzo de 2012

La atención a la salud.

   Vivimos tiempos en los que todo el mundo sabe que la atención a la salud ( y a la dependencia, de la que hablaré en una próxima entrada) suponen un considerable porcentaje en los presupuestos de gobiernos autonómicos o centralistas y, si hay que ajustarse a unos presupuestos disminuidos, es tentadora la opción de recortar en ese apartado. Dejaré aparte los imprescindibles estudios de costes de oportunidad, al amparo de su retintín ideológico, que cada partido político habrá de hacer antes de tomar decisiones en estos campos. Si me lo permiten, me centraré en el ciudadano, y fíjense que digo en "el ciudadano" y no en los ciudadanos. ¿Y por qué? Pues porque para mi análisis son inservibles los conceptos unificados, relumbrantes, demagógicos y - además - mentiras.

   El ciudadano me permite simplificar, esquematizar. El ciudadano enfermo, de un lado, y el tonticiudadano tontienfermo por otro. No me detendré mucho en estos últimos, salvo indicarles que es una especie en auge que basa sus comportamientos en dos premisas: empeñarse en estar enfermo y, como corolario, empeñarse en que todo ha sido, es y será gratis.

   Me gusta mucho más el ciudadano enfermo, que los hay. En este denostado club al que todos, sin aspirarlo, llegamos existen personas ( interesante palabra) que ven como su infravalorada salud se desvanece, y en los peores casos se acaba junto a la esperanza de sus seres queridos. Son - seremos- juguetes rotos que habrá que arreglar y que cuesta dinero - a veces muuuucho - arreglar. Pues bien, vaya por delante que en España es imposible tocar las partidas presupuestarias que arreglan estos muñecos, y que si alguien lo hiciera dejaría los resultados de Rubalcaba más altos que el Everest, y además provocaría un conflicto, una auténtica guerra. Si no me creen, dense una vuelta por las salas de espera de cualquier hospital, filtren a los tonticiudadanos tontienfermos, y ya verán que esa gente no puede sufrir recortes. Es imposible.

   Entonces el presupuesto sólo puede disminuir de los gastos empleados en los tonticiudadanos tontienfermos, que por supuesto hay que detectar (cualquier médico los conoce en su cupo hasta con nombres, apellidos y club de fútbol preferido).


   ¡Ummm! Claro, ya sé qué van a decirme. - En realidad no sé qué van a decirme -

   El único problema es que detrás del tonticiudadano hay un tontiinvestigador que diseñó un esquema de comportamientos dijen que preventivos sin reparar en que lo que no puede ser no puede ser, y además es caro.

   Vamos que todo esto para decir que hay que atender al enfermo y darle de comer. ¿Esto no lo dijo ya Jesucristo?

   Buen día.

viernes, 9 de marzo de 2012

Non capisco niente.

  Famosa frase que, al parecer, proclamó Amadeo de Saboya ( nuestro Rey Amadeo) antes de irse más alegre que vino, con el advenimiento de la Iª República ( la Gloriosa Revolución) allá por 1868. Y es que el panorama político y social español dejo estupefacto a este buen hombre: Unionistas, radicales y progresistas conservadores, cantonalistas, y todo ello entre el ejército, la Iglesia, el cantonalismo y la guerra entre burguesía oligárquica e industrial, arrojaban un escenario que el de Saboya - pensó - comprendería mejor desde la lejanía.

   Pues sirva esta maravillosa y humilde frase para, si me lo permiten, trasladarles mi inquietud e incomprensión sobre lo que se cuece en Grecia. Trataré de ser explícito: parece ser que los Griegos andan jodidos -más que nosotros -, como todos ustedes saben, y se acaba de aprobar el enésimo rescate o aportación económica para ayudarles. ¿Pero para ayudarles a qué? Pues parece ser que para que con ese dinero paguen lo que deben, que no es poca cosa, y ello referido a lo que deben y no les ha sido perdonado -quita en términos técnicos - que es un elevado porcentaje de su deuda, es decir, que esa ya no se cobra ni que Jesucristo vuelva a la Tierra como prometió.

   O sea, que se les presta dinero - mucho - para que devuelvan el que deben ya.

¡¡¡¿¿¿???!!!

  ¿Lo entienden ustedes? Ya imagino su respuesta.

  Pues sepan que esto es así para salvar el Euro, y que Grecia no tenga que salir del sistema, y con ello se garantice la estabilidad de la Unión Económica Europea, que es también la de los Estados Unidos. Pero, y esto lo dicen economistas y no yo, las transfusiones de sangre que estamos dando a este enfermo griego, no hacen sino reponer su volumen sanguíneo, pero no reparan el motivo de la hemorragia como todos ustedes pueden comprender, partiendo de que los préstamos son para ayudar a devolver préstamos. Siendo así, que a no tardar veremos una nueva inestabilidad griega y, por tanto, del mundo mundial, y de nuevo - repito - el pánico al tan temido contagio que no es tal, sino que no es más que un "next" o "que pase el siguiente", o sea, el italiano y el español y no necesariamente en ese orden.


   ¿Entonces  que c... estamos haciendo? ¿Ganar tiempo? ¿Para qué?

   Seguro que se me escapan cosas muy básicas, y les ruego que perdonen a este pobre hombre que siempre fue muy malo con los números.

   Buen día.

miércoles, 7 de marzo de 2012

Nuestro Modelo de Estado.

   Parece ser que Rosa Díez le "indicó" ayer a Rajoy su preocupación, o su convencimiento incluso, acerca de la imposibilidad de que nuestro modelo de Estado fuera sostenible. Admiro a esta mujer, vaya por delante, pero desde un acercamiento lo más objetivo posible a esta cuestión, hay que reconocer que "esa cuestión" es precisamente la "Caja de Pandora" de nuestro país.

   La solidaridad interterritorial, la coordinación, o simplemente el Título Preliminar y  I de nuestra Ley 30/1992 por simplificar al máximo, son literalmente "un cachondeo" en España. Pero dejénme, dejénme que se los recuerde: eficacia, jerarquía, coordinación, buena fe, confianza legítima, cooperación, eficiencia y servicio a los ciudadanos, transparencia y participación, lealtad institucional, asistencia activa... ¡Y esto lo han escrito y aprobado sus Señorías!

   Y si sólo se tratase de una burla demagógica el problema no iría más allá de un bochorno pasajero. Pero es que esta multiplicidad de Administraciones, híbrido entre el centralismo francés napoleónico y la rica descentralización alemana, cuesta "un gúevo" y parte del otro. Y es que la realidad es que, tras morir Franco, llegamos a este tontiEstado no por un hecho diferencial e histórico no, sino por otra cuestión mucho más cercana: el aumento de socios. Me explicaré.


   Los partidos políticos han aumentado en número de afiliados, poco a poco, pero sin pausa. Y toda esta gente ha pegado carteles, ha cerrado y repartido sobres, ha aplaudido, ha gritado, han trabajado en definitiva por sus ideales. Cuando un buen día su club gana la Champions...¡Amigo! ¿Qué hay de lo mío? Pues qué ha de haber sino tirar de esos socios para las labores que sean menester. ¿Y qué labores hay? Pues pocas y muy claritas de manera que, o multiplicamos esas labores centrales (léase Ministerio de Igualdad, o de Vivienda, etc) o multiplicamos esas labores por el número que haga falta. ¿Diecisiete? Pues diecisiete.

   Y cuando se acabaron esos puestos x 17, se pasó a la huída del Derecho Administrativo hacia las empresas Públicas, Fundaciones y similares. ¡Y anda que no cabe gente ahí!

   Pero esta alegría del socio es cara, muy cara, y hay que mantener como sea ese verdadero Estado del Bienestar en España, el de los socios. Y he aquí que llega mi buena Rosa Díez y espeta a Mariano: ¡PERO SI EL REY ESTÁ DESNUDO!

   Y es que, amigos, ha dicho lo que toooodo el mundo sabe y no quiere ver. Menos mal que nadie la hace caso porque ¿qué es una Sociedad sino el conjunto de todos los socios?

   Buen día.

viernes, 2 de marzo de 2012

¿Qué viene después de esta crisis?

   Por razones que no vienen al caso he tenido que repasar la Constitución Española de 1812, y su contexto. Es un texto con artículos realmente preciosos que, si no me equivoco, nunca más se recuperaron en textos constitucionales posteriores. A modo de ejemplo: Art. 13: "El objeto del Gobierno es la felicidad de la Nación, puesto que el fin de toda sociedad política no es otro que el bienestar de los individuos que la componen". Maravillosa declaración finalista que nos recuerda a esa "búsqueda de la propia felicidad" de los Estados Unidos de América. O el art. 6: "El amor de la Patria es una de las principales obligaciones de todos los españoles, y asimismo el ser justos y benéficos". O el art. 2: "La Nación española es libre e independiente, y no es ni puede ser patrimonio de ninguna familia ni persona".

   Fue una Constitución desde el cariño a un Fernando VII que respondería apenas dos años después con su traición a la misma, y esa fue la tónica de nuestra historia constitucional posterior. Sin embargo, con ese 1812 todo empezó a cambiar, lentamente sí, pero a cambiar. Un mundo se venía abajo y otro, aún un sueño, amanecía sin vislumbrarse entonces qué llegaría a ser. Todo cuanto hoy nos parece fácil y cotidiano ( sufragio universal, derechos en todo y para todos, libertad...), todo ello costó casi dos siglos.

   Hoy, 2012, creo que en realidad vivimos una situación con cierto paralelismo a aquel 1812. Entonces, un pueblo que resistía a la ocupación extranjera, tomaba conciencia de que el poder acaso residiera en él mismo, y que por tanto era su responsabilidad gestionarlo de manera responsable.

   Esta crisis que hoy vivimos no es una crisis económica, no sólo al menos. En la medida en que persista otro año más, y otro..., el pueblo comenzará a preguntarse, a reflexionar, y empezará a madurar la idea de que un mundo está muriendo y otro naciendo. Los partidos políticos actuales podrán gestionar en su dicotomía de poder estas inquietudes, pero este envite, este engaño, no durará más que la alternancia de poder que, en España, ya se ha producido. Si la crisis sobrevive a esa alternanacia de poder, y es seguro que con nuestras cifras de paro lo hará, el sentimiento del pueblo encontrará acomodo en una nueva visión constitucional. ¿Qué visión?

  Ya no existe el mundo de 1812, sino un mundo globalizado en el que las consignas viajan a la velocidad de la luz, y en el que los idiomas dejan de ser una barrera geográfica y mental. En la medida en que la reflexión del pueblo traspase las fronteras tradicionales, se producirá una colisión entre la fraternidad ideológica de muchos ciudadanos y, porque también está ahí y cada vez más, el egoísmo de aquellos que más tienen, que más pueden, que mejor sobreviven.

   Sólo si se acercan posturas entre esos dos bandos radicalmente distintos, sólo si los líderes políticos logran aunar esa confrontación por la vía, por la única vía de la que hablaba aquel artículo 13 de nuestro texto de 1812, sólo en ese caso se evitará el conflicto.


   Si ustedes son conspiranoicos, les quedará el consuelo de que alguien controla esta crisis desde un principio, y que todo está bajo control en todo momento, con lo que en algún momento "alguien" decidirá que la pesadilla ha acabado. ¡Ojalá, aunque ello suponga estar en manos de sabe Dios quién!

   Pero si ustedes son racionales no les restará más consuelo que ser mejores personas, con sus vecinos, con sus compañeros, con sus enemigos, con ese pueblo que puede, en cualquier momento, volver a pensar como en 1812 que ellos son REALMENTE EL PODER.

  Que tengan un buen día.