jueves, 22 de noviembre de 2012

La mala leche.


   Tengo hoy ganas de escribir algo, y como no sé sobre qué, tiraré de noticiarios y noticias que me inspiren algo aunque sea ... ¿estupefacción? No se precoupen que no voy a hablar del presunto dinero en Suiza de algún político.

   ¡Que va! Es mucho más simple.

   Hace pocos días, en la televisión y noticias de las 21´00 horas, echan un reportaje sobre el hambre infantil en el mundo, sobre qué sé yo cuántos millones que mueren o enferman por la desnutrición, y con imágenes, de esas que uno ve y ya no sabe ni qué siente. Moscas, ojos , huesos y piel, y en ese orden, paisajean la pantalla del televisor sin que acierte a decir nada, a pensar nada...

   Inmediatamente después, pero inmediatamente después, la noticia que sigue habla de la inminente publicación de la nueva Guía Michelín de Restaurantes, y de la buena expectativa con que en España se aguarda su veredicto. Y me ponen a un tal Martín Berasategui, estrella y estrellado al máximo al parecer, cocinando un plato lleno de colorines y sabe Dios qué alimentos.

   ¡No doy crédito a lo que veo! Incluso me siento mal como persona por reaccionar ante esta noticia y haber permanecido impasible a la anterior de las moscas y los ojos grandes y llorosos.

   ¿Que realizador, qué redactor, ha montado semejante sucesión? ¿Qué clase de mente animal puede encadenar lo incongruente? Tiene que ser un error involuntario, una lamentable casualidad. ¿Qué ganancia puede haber en esta provcocación? De manera que me reafirmo en la buena fe de los humanos y paso página mental.

 
   Lo malo es que al día siguiente , cuando se lo comento a un compañero de trabajo, me dice: "No te engañes, hombre. Estas cosas se hacen así a malaleche".

   Si al menos esos ojos tuvieran mala leche.

   Por cierto, y hablando de Seres Humanos, mi sentido pésame a la familia de Miliki, que tantas gotas de felicidad dejó en mi infancia. Y enhorabuena por esa maravillosa esquela: LA FAMILIA RUEGA UNA SONRISA POR SU ALMA.

   Buen día.

miércoles, 7 de noviembre de 2012

La desvergüenza.


   El diagnóstico de las enfermedades, cuando se leen con atención en un libro, es sencillo de encaminar siguiendo los pasos adecuados, en un juego de prueba y descarte de opciones. Sin embargo, en la práctica real, sabemos que para el cerebro despierto y convenientemente estudiado, las más graves enfermedades apuntan signos o síntomas, casi imperceptibles, que encienden y llaman nuestra atención. Un buen médico es aquel con habilidad y talento para apreciar estos indicadores de alarma en nuestro organismo.

   La serie "House" es un buen ejemplo de lo que trato de decirles.

   La noticia en nuestros medios de hoy mismo, acerca de una veintena larga de ipads que han sido "perdidos o sustraídos" a nuestros Señores Diputados, y que han debido reponerse, no es sino una muestra de lo que acabo de exponerles.

   Unas Señorías que reciben con el cargo: iphone, ADSL en su domicilio, ipad y ordenador, con sus correspondientes tarifas ilimitadas, y que suman un total de 350 personas, desembocan en más de veinte robos o pérdidas de estos aparatos. ¡Y se les da uno nuevo! Al menos, hasta día de hoy. Es muy posible que haya más de veinte de estas personas que ni siquiera sepan utilizar estas tecnologías, y de seguro la mitad no sacará un aprovechamiento óptimo de ellas.

  

   Si comparo esta realidad con mi propia realidad, a saber: un teléfono pegado con esparadrapo en mi despacho que lleva exactamente 9 meses esperando sustituto, y un ordenador con diez años de antigüedad que, caso de averiarse, deberá ser sustituido por uno de mi propiedad...¿Qué tengo? ¿Mejor dicho, qué tiene este Modelo de Estado en el que vivimos?

   Pues, amigos, tiene un signo o síntoma casi imperceptible y escurridizo, pero que nos indica que este Modelo está "kaputt". Infectado de descaro, de falta de vergüenza, de soberbia. Está diagnosticado, pero carece de tratamiento.

   Como en el mejor cine negro, diremos aquello de "está muerto, sólo que todavía no lo sabe".

   Buen día.